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Original Web

La irritación en los ojos desapareció muy pronto

Del número de junio de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 14 de abril de 2025 como original para la Web.


Un día, el año pasado, me desperté con un ojo inyectado en sangre. Sabía que podía estar tranquilo y sin temor, confiado en que no hay lugar donde Dios no esté. Llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana: una persona que brinda tratamiento metafísico a través de la oración a aquellos que lo solicitan.

El practicista compartió este pasaje de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, de la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy: “Científicos Cristianos, sean una ley para ustedes mismos para que la malapráctica mental no los pueda dañar ni dormidos ni despiertos” (pág. 442).

Más adelante en Ciencia y Salud, la malapráctica mental se explica como “la acción perjudicial de una mente mortal controlando a otra por motivos erróneos, … y se practica con fines equivocados o malignos (pág. 451). Si bien no había otra persona que controlara mi pensamiento, tal vez yo estaba escuchando pensamientos falsos y limitantes sobre mí mismo en lugar de pensamientos verdaderos de Dios.

Mi estudio de la Ciencia Cristiana me ha revelado que debemos negarnos a aceptar en nuestra conciencia cualquier sugestión con respecto a la realidad y la presencia de enfermedad o cualquier otra discordancia. Dios nos da pensamientos buenos y rectos que nos ayudan a superar cualquier desafío. Cada uno de los hijos de Dios tiene el privilegio de destruir las creencias materiales falsas al comprender la verdadera naturaleza de Dios como Espíritu infinito y nuestra verdadera naturaleza espiritual como Su linaje, y podemos hacer esto sin fallar.

Nuestro motivo permanente debe ser glorificar a Dios escuchándolo siempre. Nosotros, por ser Su imagen y semejanza, reflejamos naturalmente la armonía eterna, porque Dios solo tiene el bien para todos nosotros, y cada uno de nosotros es Su hijo perfectamente cuidado, ya sea dormido o despierto.

Este incidente ocurrió justo antes de la Pascua, y un miembro de la familia sintió que yo no debía asistir a una próxima reunión familiar, porque pensó que podría tener una enfermedad contagiosa.

Estuve de acuerdo en no hacerlo, y mi esposa, que no quería que estuviera solo, planeó quedarse en casa conmigo. Sin embargo, el practicista, mi esposa y yo continuamos orando con firmeza, y pronto el enrojecimiento desapareció y el ojo quedó completamente limpio. Se le informó a la preocupada miembro de la familia acerca de la curación y, después de mirar mi ojo nuevamente, pronto dio su aprobación para que asistiera al festejo de la Pascua.

Me sentí muy agradecido de presenciar la manifestación de la perfección espiritual que Dios siempre ve en Su creación, la cual me incluye a mí y a toda la humanidad. Jamás estamos separados de nuestro Padre-Madre Dios. Como dice el salmista, al orar a Dios: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Salmos 17:15). Y Ciencia y Salud nos asegura: “Cuando comprendemos plenamente nuestra relación con el Divino, no podemos tener ninguna otra Mente que la Suya —ningún otro Amor, sabiduría o Verdad, ningún otro sentido de la Vida y ninguna consciencia de la existencia de la materia o error—” (págs. 205-206). 

Esta curación fue la victoria de Dios y una prueba clara de que el Suyo es el único poder. 

Robert Pennamon
Manchester, Missouri, EE.UU.

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