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Original Web

El afectuoso alcance de la iglesia

Del número de junio de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 10 de febrero de 2025 como original para la Web.


¿Cuántas veces has asistido a un servicio de la iglesia en busca de una respuesta, una solución o una curación y has salido con justo lo que necesitabas? Recuerdo que traté de encontrar la curación de un tumor en mi columna vertebral que durante meses me había hecho sentir incómoda, lo que me hacía inclinarme hacia un lado u otro de un asiento. Debido a que siempre había encontrado curación a través de la Ciencia Cristiana, sabía que también sería sanada de este problema.

Alrededor de este tiempo, un servicio en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, me inspiró tanto que poco después el pensamiento sanador me vino en un instante: “¡No puedo estar enferma, tengo que hacer la obra de Dios!”. Supe de inmediato que el crecimiento se había ido, simplemente ya no estaba allí. Al comprender eso, no hubo más bulto ni más dolor. Desde entonces he podido sentarme normal y cómodamente. 

El mensaje divino que había traído la curación me hizo darme cuenta de que el trabajo que tenía por delante era comprender la continuidad del funcionamiento armonioso de Dios, al cual reflejo. También entendí que había sido acogida a través del apoyo sanador de nuestra iglesia. La iglesia apoya nuestro trabajo, y he seguido amando el trabajo de la iglesia en todos sus aspectos.

En la Biblia, Cristo Jesús dijo que el reconocimiento del Cristo, la idea espiritual de Dios, por parte de Pedro, sería el fundamento sobre el cual edificaría su iglesia (véase Mateo 16:16-18). Así como Dios nos da al Cristo, nos da la iglesia, esta importante asamblea de los hijos de Dios para apoyar y consolar. 

La dedicación a la iglesia requiere estar dispuesto a crecer en nuestra comprensión de Dios y amar a todos los que ayudan a expresar el sentido espiritual de Iglesia, que en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras escrito por Mary Baker Eddy, se define como: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él. 

“La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza, despertando el entendimiento dormido de las creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos” (pág. 583).

Nuestra humilde dedicación a la Iglesia nos permite ver más de su infinitud y bendiciones. Con la asistencia activa a la iglesia durante muchos años, he sido testigo de innumerables bendiciones diarias. La Iglesia me ha enseñado que puedo confiar en Dios como inteligencia omnipotente y Amor divino. Y la Ciencia Cristiana ha revelado mi sentido espiritual, “una capacidad consciente y constante de comprender a Dios” (Ciencia y Salud, pág. 209).

El sentido espiritual es exactamente lo que sentí cuando mi automóvil fue obligado a salir de una carretera remota por otro automóvil con cuatro hombres que luego comenzaron a burlarse agresivamente de mí. Debido a la comprensión innata de la presencia eterna de Dios, solo sentí el amor de Dios por ellos y por mí misma. Sabía que Dios los veía como Sus propios hijos espirituales, y que yo también podía verlos de esa manera.  

Me sentí impulsada a decirles lo agradecida que estaba de que Dios me los hubiera enviado porque los necesitaba para dirigirme a un negocio ubicado en algún lugar de la zona. De repente, los hombres se sentaron derechos en su coche y me dijeron que los siguiera. Su cambio inmediato de comportamiento me hizo sentir que podía confiar en ellos. Y me condujeron honorablemente durante varios kilómetros directamente a mi destino.

Para mí, este fue un claro ejemplo de que vamos a la iglesia no solo por las bendiciones que nos brinda, sino para aprender a compartir las bendiciones de la Ciencia Cristiana con los demás, en obediencia al mandamiento bíblico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18). Como las ondas en un lago, la actividad espiritual de la Iglesia se extiende a los hijos e hijas de Dios. 

A medida que cada uno de nosotros ora para ver más espiritualmente, nos damos cuenta de que todos poseemos el reconocimiento innato de que Dios es la fuente del bien. El llamado amoroso de nuestro Padre-Madre celestial llama a todos, y cada persona es capaz de sentir una invitación especial a la gratitud y a la adoración. La invitación perpetua de Dios dice: “Todos los sedientos, venid a las aguas” (Isaías 55:1, LBLA). Es el Cristo, la verdadera idea de Dios, el que nos atrae a la iglesia, plantando en nuestro corazón el deseo de comprender a Dios. Como dijo Jesús: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).  

Necesitamos ver a nuestra Iglesia espiritualmente también. En la sanadora “estructura de la Verdad y el Amor”, no hay ausencia ni espacio vacío, porque el Amor reflejado en el amor es la totalidad. Reconocer y expresar este amor inclusivo llena nuestras iglesias. Al operar dentro de nosotros y expresar la “estructura de la Verdad y el Amor”, saludamos a todos como a los descendientes, no de la carne, sino del Espíritu; damos la bienvenida a cada persona a través de la puerta, no de una estructura material, sino de la comprensión espiritual; damos cabida a cada idea espiritual en nuestro pensamiento de la Iglesia. Sólo al abrigar ideas correctas acerca de Dios y del hombre podemos demostrar la atracción irresistible hacia ese lugar especial de gratitud y adoración que conocemos como iglesia.

La Sra. Eddy escribe en el Manual de La Iglesia Madre: “Las oraciones en las iglesias de la Ciencia Cristiana deberán ser ofrecidas colectiva y exclusivamente en pro de las congregaciones” (pág. 42). Esto puede incluir no solo a los que están presentes en el edificio, sino a todos los que están tratando de encontrar su camino hacia la adoración del Espíritu Santo propia del Cristo.    

Oremos para ver a cada uno de los hijos de Dios respondiendo a la invitación del Amor. Nuestra expresión de este reconocimiento bendice el progreso espiritual de todos.

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