Antes de saber acerca de la Ciencia Cristiana, me diagnosticaron amigdalitis crónica, para la cual tomaba calmantes. En el centro de mi ciudad, el aire contaminado me causaba un malestar en las amígdalas, y también dolores de cabeza e incluso vómitos, así que evitaba ir al centro.
Entonces un día, descubrí la Ciencia Cristiana a través de un amigo quien me invitó a la filial de la Iglesia de Cristo, Científico, en Bogotá. Y he estado asistiendo desde entonces. Me di cuenta de que la Ciencia Cristiana me ofrecía la solución a mi problema, así que empecé a estudiar Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras escrito por Mary Baker Eddy, y a leer artículos de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.
Durante los siguientes dos años, la curación se produjo naturalmente a medida que trataba de practicar lo que estaba aprendiendo y al mantener mi pensamiento tranquilo y centrado en Dios. La molestia de las amígdalas desapareció, y desde entonces he podido ir al centro de la ciudad sin sentirme enfermo.
Estoy muy agradecido a esta Iglesia y a los escritos de la Sra. Eddy por enseñarme acerca de la bondad de Dios y el amoroso cuidado que nos brinda a todos nosotros. La Ciencia Cristiana me ha ayudado a resolver problemas y me ha dado paz y gozo interior. Ha aclarado mi pensamiento, me ha dado una mejor comprensión de cómo actuar y cuál es nuestra verdadera meta en la vida: expresar a Dios. Antes, yo no sabía a dónde iba. Ahora tengo una vida nueva. Y he encontrado tranquilidad y felicidad.
Gustavo Briñez Quimbayo
Bogotá, Colombia
