Originales Web
Apareció primero el 6 de marzo de 2024 como original para la Web.
Somos la manifestación de Dios, las ideas espirituales de la Mente divina, no estamos sujetos al sufrimiento ni a la tristeza. Somos expresiones del Alma, que es la fuente de la alegría interminable.
Apareció primero el 4 de abril de 2024 como original para la Web.
Lo único que podía sentir era la paz indescriptible y el amor que todo lo abarca de Dios. Sabía sin lugar a dudas que estaba a salvo.
Apareció primero el 28 de marzo de 2024 como original para la Web.
Esas “corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad” inundaron mi consciencia y me limpiaron de todas las creencias materiales que me habían perturbado.
Apareció primero el 22 de marzo de 2024 como original para la Web.
Para mí, alabar a Dios es un ejercicio espiritual diario, una forma de confirmar y celebrar el hecho de que Dios es nuestro Padre y nuestra Madre, nuestro protector y nuestro mejor compañero.
Original en español
Apareció primero el 28 de marzo de 2024 como original para la Web.
Mi ser está en Dios y yo Lo reflejo. Dios es Espíritu y jamás puede estar roto. Oré con el hecho de que soy espiritual, por lo tanto, no estoy sujeta a sufrir heridas ni a las leyes de la materia.
Apareció primero el 29 de enero de 2024 como original para la Web.
Obtuve una nueva perspectiva de Dios: que Él es nuestro Padre-Madre Dios, del todo armonioso, del todo amoroso.
Apareció primero el 28 de marzo de 2024 como original para la Web.
Cuando hablé con el conferenciante sobre mi inexperiencia, me sorprendió al describirla como mi mayor fortaleza.
Una vez que la oración nos brinda beneficios tan tangibles individualmente, es natural que las mismas declaraciones profundas y concienzudas a favor de la Verdad influyan en las noticias de otros que están luchando, incluidos los que están en zonas de guerra.
Este gentil pensamiento fue una respuesta a mi deseo de centrarme más en Dios, de centrarme más en el Amor, al orar por la paz mundial.
Recurrí a la oración y dejé de lado cómo quería que resultaran las cosas, confiando, en cambio, a Dios cada aspecto de mi vida.