¿Quién no prefiere los días en que las cosas transcurren sin problemas a los días en que las interrupciones como discusiones, enfrentamientos e intensas demandas compiten por nuestra atención? Pero me he dado cuenta de que son los días difíciles los que pueden conducir al crecimiento espiritual si decidimos enfrentar esos tiempos difíciles con gracia.
El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, deja en claro que necesitamos crecer espiritualmente de manera continua si queremos practicar las amorosas leyes de Dios y progresar en nuestra vida. He tenido algunas demostraciones maravillosas del poder divino, incluso protección durante accidentes automovilísticos, una curación de huesos rotos y la recuperación de una grave enfermedad. Cada curación requería que profundizara mi comprensión de la presencia de Dios en mi vida, y esto me llevó a un fuerte crecimiento espiritual y una nueva comprensión de Dios. Pero recientemente he llegado a ver que la demanda sobre nosotros es seguir creciendo espiritualmente y que responder con gracia, incluso a las pruebas diarias menores, es un paso importante en esa dirección.
Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, explica en su libro de texto que somos salvos de la mortalidad, o los problemas y limitaciones de la creencia de vida en la materia, al alcanzar una comprensión más profunda de nuestra relación con Dios, quien nos creó y valora. Esta salvación viene a través del Cristo, la sagrada presencia y la verdadera idea de la Verdad, la Vida y el Amor divinos. El libro no dice que debemos encontrar vida y consuelo en la materia. Señala que nuestra salvación está en el Espíritu, Dios, y que para encontrar y resolver esto debemos practicar las leyes divinas de la curación espiritual todos los días. Dice: “La salvación universal se basa en el progreso y la probación, y es inalcanzable sin ellos” (pág. 291).
Una definición de la palabra probación en el diccionario Merriam-Webster es “un período de probar y evaluar para determinar la aptitud física”. Otro diccionario indica que también puede entenderse como una prueba para determinar y probar lo que es verdad. Esto refuerza la comprensión en la Ciencia Cristiana de que el crecimiento espiritual depende de probar nuestra fe por medio de la demostración. En este contexto, cualquier cosa que ponga a prueba nuestra fe —nuestra confianza en Dios— se convierte en una oportunidad para probar, a través de la gracia de Dios, lo que es verdad acerca de Él y de nosotros por ser Su creación perfecta. Como Pablo escribe: “Examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí mismos” (2 Corintios 13:5, NTV).
A medida que practicamos la gracia en nuestras vidas, los momentos que nos ponen a prueba se convierten en oportunidades para el crecimiento espiritual, la curación y el progreso. Ser pacientes con los demás, mansos en nuestra respuesta a las molestias, y más universalmente amorosos —así como negarnos a ser atrapados en nociones preconcebidas de cómo debería ser un día— son prácticas desinteresadas que hacen que nuestros días sean más armoniosos, más significativos y más satisfactorios.
A medida que practicamos la gracia en nuestra vida, los momentos que nos ponen a prueba se convierten en oportunidades para el crecimiento espiritual, la curación y el progreso.
Poco a poco, he comenzado a recibir con mucho agrado estas pruebas de la vida diaria, tal como la forma de responder cuando otro conductor hace algo desconsiderado o desagradable. ¿No preferiríamos triunfar sobre las situaciones discordantes dejando que la presencia universal de Dios, el Amor, llene nuestros corazones en lugar de reaccionar ante esas situaciones con irritación?
La próxima vez que enfrentes una situación discordante en tu día, tómala como una oportunidad para expresar más gracia y crecer espiritualmente. Luego ve cómo tu día cambia en la medida en que pruebas esta gracia al vivirla. Si nuestro crecimiento espiritual parece haberse varado, o sentimos que nos hemos estancado en nuestra práctica de la Ciencia Cristiana, esta puede ser la manera de iniciar nuestro progreso hacia una vida más espiritualmente enriquecida con curación para nosotros y para los demás.
En realidad, nuestro crecimiento espiritual nunca puede estancarse, porque el progreso es la ley de Dios. Ciencia y Salud dice: “Cada día nos exige pruebas más convincentes en lugar de profesiones de poder cristiano. Estas pruebas consisten únicamente en la destrucción del pecado, la enfermedad y la muerte mediante el poder del Espíritu, como Jesús los destruía. Este es un elemento de progreso, y el progreso es la ley de Dios, cuya ley exige de nosotros sólo lo que ciertamente podemos cumplir” (pág. 233).
No importa cuán pequeñas o aparentemente insignificantes sean las irritaciones diarias que enfrentemos, a través de la gracia podemos usarlas como oportunidades para el crecimiento espiritual. Eddy señala el profundo significado de estas oportunidades diarias. Ella habla de “la espiritualización —sí, la cristianización más elevada— de pensamiento y deseo”, y dice que esto “empieza con momentos y continúa con los años; momentos de sumisión a Dios, de confianza como la de un niño y de gozosa adopción del bien; momentos de abnegación, consagración, esperanza celestial y amor espiritual” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 15).