Se aproximaba el estreno de una producción de danza moderna, cuando durante uno de los ensayos me torcí la rodilla. Se me inflamó tanto que no podía bailar, ni siquiera caminar. De camino a casa, mi mamá trató de tranquilizarme porque yo estaba muy enojada. Tenía tan solo catorce años, y decidí ver a un médico para que me revisara la rodilla. Quería saber si se recuperaría a tiempo para la presentación.
Cuando fui a ver al doctor tres días después, me dijo que si yo hubiera ido directamente después del accidente me habría operado la rodilla. Así que yo estaba muy agradecida por no haber ido a verlo de inmediato. No obstante, me dijo que tomaría más tiempo sanar totalmente, pues, me había distendido todos los ligamentos de la rodilla, y debía ir a fisioterapia.
Como consecuencia de esto, no pude practicar deportes por un año. A mí me encanta estar activa. Siempre estoy bailando, corriendo y jugando deportes, así que ese año me sentí muy frustrada. Mi rodilla tampoco se recuperó totalmente. Y cuando la rodilla no me molestaba, siempre pasaba algo. En una ocasión, estaba jugando water-polo y la rodilla se me inflamó tanto que no pude practicar durante varios días.
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