Cuando yo era niño, vi cómo mi hermano sanaba de sus piernas arqueadas mediante la Ciencia Cristiana. Tenía las piernas tan curvadas que no se podía parar en ellas. Le aplicaron varios métodos ortopédicos sin resultado alguno. Entonces pidieron tratamiento en la Ciencia Cristiana, y mi madre empezó a leer Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. En tres semanas sus piernas estaban fuertes y derechas. A través de la Ciencia Cristiana he experimentado curaciones rápidas, pero también he aprendido que, si una curación no se efectúa de inmediato, sin duda, se manifestará si se aplica la verdad con persistencia y correctamente.
Hace unos veinte años comencé a padecer de las piernas. Pedí ayuda en la Ciencia Cristiana, pero la condición empeoró al grado de que me resultaba imposible ocuparme de mi profesión. En aquella época ocupaba un puesto permanente en la Administración Pública Británica, y cuando mi período de licencia por enfermedad hubo expirado, me pidieron que me sometiera a un examen médico a fin de que las autoridades pudieran decidir qué hacer.
Consentí en el examen, pero les expliqué que me estaba apoyando en la Ciencia Cristiana para la curación y no deseaba tratamiento material alguno. Una ambulancia me llevó al hospital donde pasé una semana sometido a un examen médico minucioso. El cirujano en jefe me informó que padecía de cierta forma de parálisis para la cual había pocas esperanzas de curación. También le dijo a mi esposa que no podrían atenderme en mi casa debido a que, entre otras cosas, pronto se desarrollarían llagas causadas por la prolongada permanencia en la cama. No vi el informe que envió al Departamento, pero como resultado me dieron licencia por invalidez.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!