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Original Web

Escuchar a nuestra Madre

Del número de mayo de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 10 de febrero de 2020 como original para la Web.


El año pasado, nuestro hijo se graduó de la universidad el fin de semana que también incluía el Día de la Madre en mi país. Yo no podía imaginar una mejor forma de celebrar el día.

Al pensar en la gran alegría de ser madre, he recordado los modelos que me han inspirado en mi travesía como progenitora. Naturalmente recordé a mi propia madre, así como a hombres y mujeres que han sido ejemplos brillantes de paternidad para mí y mis hijos. También hay ciertas cualidades que asocio de inmediato con la maternidad, entre ellas, el amor incondicional, la crianza, el saber escuchar, la alegría, la espontaneidad, la paciencia, el afecto tierno, el cuidado desinteresado y el saber incluir a todos.

Siempre me ha encantado la Biblia, y cuando pienso en cualidades como son el amor y la compasión, la persona que me viene de inmediato al pensamiento es Cristo Jesús. Si bien él no fue padre, manifestaba cualidades de padre —y con mucha frecuencia de madre— a quienes enseñaba y sanaba. Por ejemplo, alimentó a un grupo de miles de personas que lo habían estado escuchando durante tres días, y explicó que no quería que se fueran hambrientos y se “desmayen en el camino” (véase Mateo 15:32-38). Y la Biblia a menudo resalta la compasión que él sentía por los demás y se sentía impulsado a sanarlos y enseñarles, mostrando que Su Padre, Dios, es el Progenitor espiritual que cuida de todos nosotros. Jesús hacía la voluntad de Dios al escuchar y seguir Su dirección.

He sido la mejor madre cuando he seguido el ejemplo de Jesús y cultivado el hábito de escuchar la guía de Dios, afirmando Su amor ilimitado no solo como nuestro Padre, sino también como nuestra Madre. Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por la Descubridora de la Ciencia Cristiana Mary Baker Eddy explica: “Padre-Madre es el nombre para la Deidad, que indica Su tierna relación con Su creación espiritual” (pág. 332).

Cuando pienso en cualidades como son el amor y la compasión, la persona que me viene de inmediato al pensamiento es Cristo Jesús.

Esa tierna relación es algo que me he esforzado por poner en práctica al criar a mis hijos, afirmando que, por ser linaje de Dios, el Amor divino, cada uno de nosotros tiene la capacidad innata de expresar cualidades como sabiduría y ternura. Soy madre de tres hijos, y muy pronto descubrí que ser madre requiere que practique lo que predico, porque los niños notan si cumples o no con lo que aconsejas. También he descubierto que esto no siempre es fácil de hacer.

Recuerdo una ocasión, cuando dije algo para disciplinar a nuestros hijos que de inmediato lamenté. Me volví a mi Madre divina, Dios, en busca de guía. ¿Cómo podía yo fomentar cualidades divinas como la bondad en mí misma y en nuestra familia?  Lo que me vino como respuesta a mi oración fue que necesitaba mostrarles a mis hijos que cuando cometemos errores, siempre hay espacio para corregirlos y demostrar nuestra sinceridad al esforzarnos para hacerlo mejor la próxima vez. Yo quería que las interacciones en nuestra familia fueran una manifestación de amor, en vez de insistir en nuestras debilidades.

Fue entonces que me vino la idea de iniciar la regla de “rebobinar y borrar”. A partir de ese momento, si alguien decía algo poco amable, podía hacer una pausa y reemplazar las palabras con amabilidad y respeto. Compartí esto con nuestros hijos, y todos estuvieron de acuerdo. Este simple cambio nos impulsó a repensar los tipos de cualidades que expresamos naturalmente como hijos de Dios, y como resultado hubo una notable mejoría en nuestra comunicación como familia.

Nuestros hijos han pasado ya aquellos días, y ahora todas esas lecciones tempranas forman parte natural de sus vidas como jóvenes adultos, lo cual, como madre, es muy gratificante de ver. Sin embargo, como cualquier madre te diría, la maternidad nunca termina no importa cuán cerca o lejos estemos de nuestros hijos. Y, estoy muy agradecida porque nuestro Padre-Madre Dios está siempre disponible para guiarnos a todos en nuestras travesías.

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