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Sana tras picadura de araña venenosa

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 20 de abril de 2020


En marzo de 2018, una mañana desperté con una gran mancha caliente en el interior de la parte superior del muslo, aparentemente causada por la picadura de un insecto. No pensé mucho en eso, suponiendo que desaparecería después de un tiempo. Sin embargo, continuó empeorando, y para el final de la semana apenas podía caminar debido al dolor y la inflamación.

Mis compañeros de trabajo estaban bastante preocupados y me presionaban para que viera a un médico o fuera a la sala de emergencias de un hospital. Nunca vi lo que me picó, pero un par de amigos buscaron en el Internet y dijeron que probablemente se trataba de una araña reclusa parda, cuya picadura se considera bastante venenosa y potencialmente mortal.

Sin embargo, no tuve la tentación de buscar ayuda médica. Me sentí en paz al confiar en la Ciencia Cristiana para la curación. Aun así, realmente quería que el dolor desapareciera, ¡y rápido!.

Me comuniqué con una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. Ella me aseguró que el Amor divino me estaba cuidando y que todo estaba bien. Después de eso, el dolor disminuyó enormemente durante los siguientes uno o dos días. También pude conseguir un sustituto para el puesto de Primer Lector, quien amablemente me reemplazó en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, mientras la curación estaba en progreso.

Un par de días después, la herida comenzó a sangrar profusamente. Como estaba en un área que me resultaba difícil de ver, llamé a una enfermera de la Ciencia Cristiana para que me ayudara con el vendaje. Ella era muy alegre y fue muy paciente, asegurándome que podía esperar la curación porque, en realidad, yo era una idea espiritual de Dios, siempre cuidada y siempre perfecta. No tenía que impresionarme o tener miedo del cuadro mortal, ya que no era la verdad acerca de mí.

Esa enfermera vino a diario durante aproximadamente una semana, y sentí que había un progreso significativo después de cada visita. Mientras tanto, la practicista afirmaba continuamente que yo estaba bajo la protección de Dios y no había nada tóxico en la creación del Espíritu que pudiera dañarme. Ella me recordó la declaración de Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, “Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no puede alcanzarte” (pág. 571).

Puse por escrito varios recuerdos tóxicos que me habían estado molestando, y luego oré con los hechos espirituales acerca de Dios y el hombre para contrarrestarlos uno por uno. También reclamé la verdad expresada en el Himno N° 144 en el Himnario de la Ciencia Cristiana:

Ambiente de divino Amor
respira nuestro ser,
mas los sentidos en su error
no nos lo dejan ver.
(adapt. y trad. © CSBD)

Ese fue un recordatorio de que no podía ser dañada, porque no había mal en el reino de Dios que me atacara. Todas las criaturas de Dios habitan juntas en armonía.

Mis compañeros de trabajo aún estaban bastante preocupados, pero cuando les dije con firmeza que una enfermera de la Ciencia Cristiana me visitaba a diario y que estaba orando con un miembro experimentado de la iglesia y progresando constantemente, eso pareció disminuir sus temores. Regresé a la oficina la semana siguiente, caminando lentamente pero sin dolor, y ellos se alegraron al ver cómo estaba mejorando.

Aproximadamente tres semanas después de la picadura, pude conducir el servicio del Domingo de Pascua en la iglesia con mucha alegría y dominio. Sentí que, en pequeña medida, era mi propia resurrección, y que había sido elevada por encima del sentido mortal. En un par de semanas más, la herida en el muslo se había cerrado por completo, y poco después pude caminar normalmente. Dos meses después de la picadura, toda la hinchazón y el dolor habían desaparecido.

Poco tiempo después, recibí una segunda picadura en la otra pierna, pero la imagen física me impresionó mucho menos y oré con mayor confianza. Esta vez la picadura sanó rápidamente.

Estoy muy agradecida por todo lo que aprendí a través de estas experiencias. Anteriormente, a veces dudaba que pudiera sanar los desafíos físicos por medio de la Ciencia Cristiana, pero esta vez decidí confiar en Dios sin vacilar o dejar que la presión de los demás me influyera. Estas curaciones han disipado mis dudas anteriores. Soy mucho más capaz de mantener una confianza constante en que Dios está cuidando a Sus hijos, y que todo está realmente bien.

Laura Burke
Matthews, North Carolina, EE.UU.

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