En marzo de 2018, una mañana desperté con una gran mancha caliente en el interior de la parte superior del muslo, aparentemente causada por la picadura de un insecto. No pensé mucho en eso, suponiendo que desaparecería después de un tiempo. Sin embargo, continuó empeorando, y para el final de la semana apenas podía caminar debido al dolor y la inflamación.
Mis compañeros de trabajo estaban bastante preocupados y me presionaban para que viera a un médico o fuera a la sala de emergencias de un hospital. Nunca vi lo que me picó, pero un par de amigos buscaron en el Internet y dijeron que probablemente se trataba de una araña reclusa parda, cuya picadura se considera bastante venenosa y potencialmente mortal.
Sin embargo, no tuve la tentación de buscar ayuda médica. Me sentí en paz al confiar en la Ciencia Cristiana para la curación. Aun así, realmente quería que el dolor desapareciera, ¡y rápido!.
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