He descubierto que no puedo permanecer indiferente ante las angustiantes noticias en mi comunidad y el mundo en general. Informes sobre prácticas engañosas, autoritarismo y violencia parecen generalizadas y necesitan las oraciones de todos. Sin embargo, tal vez pensemos que somos impotentes para hacer algo al respecto. A veces me he preguntado: “¿Podrá [Dios] poner mesa en el desierto?” (Salmos 78:19). En otras palabras, ¿es Dios capaz de ayudarnos? ¿Puedo realmente orar por esto y tener fe en que mis oraciones traerán una solución?
Hace muchos años, mis ojos fueron abiertos al hecho de que podemos responder que sí, con certeza y alegría.
Había escuchado angustiantes noticias en mi comunidad que presentaban un cuadro oscuro de perturbaciones y anarquía. Se habían reportado incidentes de vandalismo y grafitis en las paredes de instituciones educativas y gubernamentales. Todo indicaba que eran jóvenes del sector que estaban inconformes con la alcaldía municipal y se rebelaban contra lo que ellos consideraban eran violaciones de las políticas de gobierno que garantizaban una educación de calidad y alimento para los niños de pocos recursos, así como oportunidades de trabajo para los jóvenes.
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