¡Ahí estaba de nuevo! Estas explosiones de temperamento eran cada vez más severas, y necesitaba ayuda.
Alguien dijo una vez que el mayor Goliat al que nos enfrentamos quizá sea el ser humano. El ego humano puede parecer una amenaza gigantesca para la paz y el bienestar. Es posible que estemos muy conscientes de los defectos y fallas que incluye esta aparente individualidad material. Pero esta no es nuestra verdadera individualidad creada por Dios y, por lo tanto, es un falso sentido de identidad que puede desafiarse y superarse con valentía a través del Cristo, la influencia benévola y siempre activa del Amor divino. En esta comprensión es donde comenzó mi búsqueda de curación.
Cristo Jesús nunca dudó quién era él. Comprendió plenamente que su naturaleza era semejante a la de Dios, y aceptó esa identidad verdadera. Como hijos de Dios y seguidores de Jesús, nosotros podemos hacer lo mismo.
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