Durante una actividad física de rutina mientras estaba de servicio en el Ejército brasileño, me lesioné y sentí un dolor tan intenso en la pierna derecha que apenas podía mantenerme en pie. De inmediato comencé a afirmar la perfección divina y siempre presente de Dios, que expreso como Su hijo y que no puede ser alterada. Este pensamiento sanador me vino debido a lo que he aprendido a través de mi estudio de la Ciencia Cristiana.
De acuerdo con el reglamento, me llevaron a la enfermería del cuartel, donde me atendió el médico de la unidad. Después de examinarme muy cuidadosamente, dijo que había sufrido un esguince muscular severo en la parte posterior de la pantorrilla. De inmediato me recetó los medicamentos que consideró necesarios, además de recomendarme que fuera al hospital militar y me sometiera a exámenes específicos para determinar un tratamiento para mi recuperación total. También me recetó ocho días de licencia laboral y la suspensión de las actividades físicas durante mi recuperación. Su pronóstico era que necesitaría de 30 a 45 días antes de poder retomar mis actividades físicas.
Incapaz de moverme por mi cuenta, me llevaron a mi casa, ubicada dentro del cuartel y cerca de la enfermería.