Al asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, he aprendido innumerables cosas maravillosas, como por ejemplo cómo sanar. En la Escuela Dominical aprendí a volverme a Dios en oración para encontrar soluciones a cualquier situación que pudiera ocurrir.
Por ejemplo, una noche me desperté paralizado del lado derecho. No podía moverme, ni podía hablar para despertar a mi hermano, que dormía a mi lado. Esa noche, había estado experimentando dolor en todo el cuerpo. El miedo de que el fin hubiera llegado se apoderó de mí.
Pero como estudiante de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, sabía que podía negar esto como una sugestión agresiva de la mente mortal (la falsificación de la única Mente, Dios). Así que me dirigí a Dios en oración para comprender mi verdadera naturaleza como hijo de Dios: espiritual, permanente y pura siempre, incluso en ese momento.