En enero de 2022, cuando comenzaron a disminuir las restricciones impuestas debido al Covid-19 en los Estados Unidos, nuestra extensa familia se reunió en un parque temático en Florida para unas vacaciones de una semana. Respetamos los protocolos que aún estaban vigentes y pasamos un tiempo maravilloso juntos.
Sin embargo, una tarde hacia el final de la semana, mientras estaba solo en el parque temático, me enfermé con lo que parecían ser síntomas de Covid. De inmediato regresé al hotel. No pude hacer mucho por mí mismo, pero me comuniqué con una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. Estaba solo en nuestra habitación del hotel y muy agradecido de que la practicista respondiera rápidamente a mi mensaje de texto asegurándome que me ayudaría. Compartió conmigo tranquilizadoras ideas acerca de la Verdad divina, incluido el hecho de que, por ser creación de Dios, no me podía faltar fuerza, porque expreso Su omnipotencia. Pude descansar tranquilamente hasta que mi esposa y mi hija regresaron.
Además de sentirme mal, me preguntaba cómo afrontar los próximos días. Habíamos previsto salir del hotel a la mañana siguiente, un viernes, y teníamos que conducir más de ochocientos kilómetros para llegar a casa. Le expliqué esta preocupación a la practicista.
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