Durante varios años había luchado con un trastorno interno persistente que hacía que me resultara doloroso caminar. A pesar de que había orado con la expectativa de sanar y había recibido tratamiento de un practicista de la Ciencia Cristiana en varias ocasiones, no hubo ningún cambio. Si bien los síntomas no obstaculizaban mis actividades diarias, un día supe que era hora de orar más específicamente por la situación. Así que decidí pasar una semana tranquila a solas para comprender mejor la realidad espiritual y mi identidad como reflejo de Dios.
Comencé leyendo Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras escrito por la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy. Aunque era un libro con el que estaba bastante familiarizado, por haberlo estudiado toda mi vida, decidí empezar por el principio y no pasar de una frase o párrafo hasta que me sintiera seguro de que comprendía su significado.
Después de leer y orar durante cinco días, solo había cubierto 125 páginas. Aunque me sentía algo animado, aún no había mejoría alguna en la condición física.