
Para jóvenes
A principios del año pasado, fui un día a la cafetería de la universidad con mis amigos. Ellos se sentaron en un banco afuera de la cafetería, y yo fui a comprar un bocadillo.
El Heraldo entrevistó a cuatro estudiantes internacionales que el verano pasado estuvieron haciendo una pasantía en La Iglesia Madre: Palesa Shirley Moihloe de Sudáfrica , Oliver Simpson de Inglaterra , MoonHee Kwon de Corea del Sur , y Job Okello de Kenya . Ellos hablaron sobre los desafíos que enfrenta la juventud en sus propios países, y cómo oraron para superarlos en sus propias vidas.
Esta Navidad comparte el espíritu juvenil del Cristo con dos colecciones en línea de artículos para jóvenes y niños, publicados este año en El Heraldo. Estas colecciones vienen con su propia portada e índice, y son nuestro regalo para ti.
Un día, pasé a recoger a mi hermana mayor por su trabajo para irnos caminando juntas a casa. Me quedé esperándola afuera del edificio, cuando noté que un muchacho, aparentemente muy drogado, pasaba junto a mí.
La Ciencia Cristiana siempre ha sido parte importante de mi vida. Hoy, me doy cuenta de que cuanto más aplico a diario esta Ciencia, y hablo sobre ella con mi maestra de la Escuela Dominical, mejor comprendo que Dios está siempre conmigo.
Cuando no encontramos la solución a un problema, nos sentimos decepcionados y confundidos. Pero la respuesta a nuestros problemas está más cerca de lo que pensamos.
Había asistido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde que tenía cuatro años, y ya había tenido varias curaciones mediante la aplicación de esta Ciencia. Vivo con mi madre en Frankfurt am Main.
Hace tres años, comencé a jugar en una escuela de voleibol. Al principio me divertía mucho, pero al año siguiente ingresé en el equipo de mi colegio y los entrenamientos eran mucho más exigentes porque participábamos en competencias con otras escuelas, cuyos equipos eran muy buenos.
Cuando cursaba el tercer año en la universidad, decidí abrir con dos amigos una agencia de publicidad. Muy pronto me di cuenta de que a veces el tiempo no me alcanzaba para hacer las dos cosas, mis estudios y la agencia.
Mi época del liceo, desde los 12 a los 19 años, fue un desastre. Mis actitudes estaban completamente fuera de lugar.