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A Principios De 1991...

Del número de julio de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A Principios De 1991 me enfermé de algún tipo de gripe. Oré mucho por esta enfermedad en particular, y por mi vida profesional en general, dado que me había sentido insatisfecho con algunos aspectos de mi trabajo como profesor universitario. También tenía la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana. Sin embargo, el problema siguió empeorando y me di cuenta de que no me podía desempeñar correctamente como profesor.

En marzo llegó un momento en que sentí que tenía que pedir licencia y dejar de enseñar, así como otras responsabilidades de la universidad. Para que me dieran la licencia tuve que someterme a un examen médico. El médico estaba muy preocupado y me dijo que tenía un caso muy serio de bronquitis, que se estaba transformando rápidamente en enfisema. Consideró que mi condición era seria.

Me tomé seis semanas de licencia y continué orando y estudiando la Ciencia Cristiana más profundamente. Trabajé con varios practicistas durante el resto de esta experiencia (uno por vez, por supuesto). Ellos me sugirieron que estudiara muchas citas inspiradoras e hiciera proyectos, entre los cuales se encontraba escribir una charla sobre la Ciencia Cristiana. Comprendí que tenía que poner en práctica lo que estaba aprendiendo lo más pronto posible.

Entre las citas maravillosas de la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy, recuerdo esta cita de Retrospección e Introspección: "Las palabras del poeta: 'El orden es la primera ley del cielo', son tan eternamente ciertas, tan axiomáticas, que han llegado a ser una verdad incontestable, y la sabiduría que encierran es tan obvia en la religión y en la erudición, como en la astronomía o en las matemáticas" (pág. 87. Me era muy difícil mantener mis pensamientos en orden, y concentrarme en mi estudio. Esta cita me ayudó a poner más orden en mi vida.

Aunque no estaba del todo bien físicamente, decidí con la oración volver a trabajar a principios de mayo. Dos versículos de la Biblia constituían una gran fuente de fortaleza para mí, especialmente en esos días en que sentía que no tenía la fuerza que necesitaba para cumplir con mis obligaciones. Primero, del Salmo veintitrés: "Jehová es mi pastor; nada me faltará" (versículo 1); y de Proverbios: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (3:5, 6). La primera oración de Ciencia y Salud también fue muy útil: "Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones" (pág. vii).

No necesitamos tiempo para recuperarnos cuando nos despertamos de una pesadilla.

Un practicista compartió conmigo una analogía con el béisbol que ha significado mucho para mí. "Si quieres jugar en las grandes ligas, tendrás que enfrentar a los mejores lanzadores del mundo". Esto me ayudó, por lo menos, en dos formas: primero, comprendí que no tenía que sentirme culpable de haberme tomado la licencia por enfermedad, porque la necesitaba y había progresado en mi comprensión y demostración de la Ciencia Cristiana. Segundo, me di cuenta de que realmente tenía que enfrentar el mal y destruirlo con el poder de la oración, allí mismo donde yo estaba humanamente.

Tuve que enfrentar la creencia de que era corpóreo y estaba expuesto a tener enfermedades serias de las cuales me iba a tomar tiempo recuperarme. No necesitamos tiempo para recuperarnos cuando nos despertamos de una pesadilla. Del mismo modo, la Ciencia Cristiana nos demuestra que toda enfermedad no es más real, ni más parte de nosotros, que lo que es un mal sueño.

Durante el verano decidí hacer trabajo administrativo mientras enseñaba un curso. Aunque a veces me sentía bastante enfermo, pude demostrar más dominio cada día, y para agosto ya estaba totalmente libre de la enfermedad y de la debilidad. Desde entonces he cantado mucho y he participado en muchos deportes. El hecho de que he ganado algunos trofeos en maratones desde que sané, demuestra que estoy totalmente libre de los problemas respiratorios.

Estoy muy agradecido a Dios por esta curación. Asimismo, atesoro el crecimiento que hice en mi demostración de la Ciencia Cristiana. Estoy muy agradecido por la ayuda que recibí de los practicistas, y por todos los medios que tenemos para estudiar y compartir la Ciencia Cristiana en un mundo que necesita de la curación espiritual.


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