A Principios De 1991 me enfermé de algún tipo de gripe. Oré mucho por esta enfermedad en particular, y por mi vida profesional en general, dado que me había sentido insatisfecho con algunos aspectos de mi trabajo como profesor universitario. También tenía la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana. Sin embargo, el problema siguió empeorando y me di cuenta de que no me podía desempeñar correctamente como profesor.
En marzo llegó un momento en que sentí que tenía que pedir licencia y dejar de enseñar, así como otras responsabilidades de la universidad. Para que me dieran la licencia tuve que someterme a un examen médico. El médico estaba muy preocupado y me dijo que tenía un caso muy serio de bronquitis, que se estaba transformando rápidamente en enfisema. Consideró que mi condición era seria.
Me tomé seis semanas de licencia y continué orando y estudiando la Ciencia Cristiana más profundamente. Trabajé con varios practicistas durante el resto de esta experiencia (uno por vez, por supuesto). Ellos me sugirieron que estudiara muchas citas inspiradoras e hiciera proyectos, entre los cuales se encontraba escribir una charla sobre la Ciencia Cristiana. Comprendí que tenía que poner en práctica lo que estaba aprendiendo lo más pronto posible.
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