
Relatos de curación
Fui criado en la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) , por tanto, tuve la oportunidad de asistir a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, y durante mi niñez, confié totalmente en Dios para la curación. Sin embargo, no fue sino hasta mi adolescencia cuando comencé a estudiar diariamente la Lección Bíblica que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.
Poco después de comenzar el estudio de Ciencia Cristiana, aprendí el maravilloso poder de la gratitud. Antes de empezar este estudio, durante varios años fui tratado por los médicos debido a un severo problema en la espalda.
Cuando era pequeña, tenía una tía que siempre disponía de tiempo para estar conmigo. Me dejaba hacer casitas para jugar cubriendo los muebles con frazadas.
“Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”. Estas son las primeras palabras en el Prefacio de Ciencia y Salud por la Sra.
Veinte años atrás, la experiencia personal y estudios universitarios de psicología y filosofía me llevaron a perder confianza en la medicina material convencional, y, de allí en adelante, decidí no someterme a tratamiento médico alguno. Algunos años más tarde, luego de estudiar y experimentar con la homeopatía, naturismo, yoga, teosofía y budismo, se presentó una gran prueba.
Soy la madre de Fausta, y con mucha alegría confirmo lo que ella ha declarado concerniente a mi curación. Fui al fin liberada del dolor instantánea y completamente.
Una sincera búsqueda de auténticos valores morales y cristianos me llevaron a estudiar Ciencia Cristiana con una vecina que era una sincera estudiante de sus enseñanzas. Mi estudio de esta Ciencia nació de un profundo deseo de dejar atrás las limitaciones y la esclavitud de la materialidad.
Quisiera relatar una experiencia que nos demostró a mí y a mi familia, una vez más, que la Ciencia Cristiana es práctica y eficaz cuando aplicamos sus enseñanzas correctamente. Tiempo atrás, nuestro hijo estaba pasando por un problema de diarrea aguda.
Cuando yo estaba en la escuela secundaria, el grupo coral con el que yo cantaba fue invitado a Rumania y a otros países de Europa Oriental, en una gira de amistad. Durante la gira, ocurrieron un número de dificultades: problemas con el transporte, desavenencias con mi compañera de cuarto, y otras cosas.
Cuando surgen preguntas respecto al contagio y al cuidado de los niños en la Ciencia Cristiana, relato la siguiente experiencia. Cuando mi hijo tenía unos tres años, tenía como compañero de juegos al hijo de un vecino.