Hace más de tres años, mientras estaba haciendo algunas reparaciones en nuestra casa, me di un golpe en un lado de la cabeza con una pesada barra de hierro que estábamos usando para remover el estuco exterior. La fuerza del impacto fue tal que casi me tiró al suelo, y, por un momento, sentí que estaba perdiendo el conocimiento.
Rápida y vehementemente afirmé declaraciones de verdades espirituales, incluso éstas: Dios es mi Vida; El está aquí ahora, fortaleciéndome y sosteniéndome. Soy realmente Su idea espiritual y, por lo tanto, exenta de leyes materiales de cualquier clase. Estos pensamientos fortalecedores, y otros más, me ayudaron a recuperar mi calma y equilibrio espirituales.
No obstante, en los días y semanas siguientes comencé a sufrir de periódicos y fuertes dolores de cabeza. Aunque oré asiduamente en la Ciencia Cristiana para ver la irrealidad de esta condición, no parecía mejorar.
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