
Relatos de curación
Quiero expresar especial gratitud por la estipulación hecha por nuestra Guía, la Sra. Eddy, para establecer las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana.
En cierta ocasión, mientras jugaba en la escuela, accidentalmente me golpearon en la cabeza dos veces. Ese día, cuando regresé a casa, no me sentía nada de bien.
Durante toda mi carrera como oficial del Ejército, padecí de dolor en la parte inferior de la espalda. Sufría más o menos varios días cada mes, y, a menudo, pasaba un fin de semana en cama para descansar la espalda.
Hace treinta años un compañero de trabajo me dio un ejemplar del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, con el siguiente comentario: “Léelo, analízalo y júzgalo”.
Estoy agradecida a Dios, nuestro Padre-Madre, el Amor infinito, quien con su eterna gracia nos guía y cuida. Hacia fines de septiembre de 1983, me atropelló un coche.
Hace ocho años me encontraba haciendo algo de lo que nunca creí que iba a poder ser liberado: el vicio de fumar marihuana. (La venía fumando casi a diario durante trece años.
Todavía hoy me maravillo de la siguiente curación. Estoy seguro de que, sin el amor natural que siento por las enseñanzas de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) , sin el constante apoyo de mi esposa y las oraciones que en varias oportunidades efectuó un practicista de la Ciencia Cristiana, no me sería posible compartir con ustedes ahora esta experiencia.
Crecí en la Ciencia Cristiana y asistí a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana en mi niñez. Aunque siempre me he apoyado en la Ciencia Cristiana para mis curaciones, nunca realmente llegué a comprender el poder de esta Ciencia, sino hasta el segundo año de mis estudios universitarios.
“No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de Jah” (Salmo 118:17). Esta declaracion de la Biblia, en la que medité en un momento de extrema necesidad, marcó el punto decisivo en la más sobresaliente de las muchas curaciones que he tenido por medio de la Ciencia Cristiana.
Estoy muy agradecida por haber conocido la Ciencia Cristiana. Antes de saber mucho sobre esta enseñanza, con gran entusiasmo buscaba la verdad y oraba con fervor.