Relatos de curación
El siguiente testimonio fue escrito por una señora que reside en una zona donde los derechos individuales y la libertad religiosa están muy restringidos. Hace varios años, me encontré frente a una crisis personal que cambió mi vida por completo.
En mis anhelos por conocer y comprender mejor a Dios asistí a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando era estudiante de primer año en la universidad. Con la amorosa dirección de mis maestros de la Escuela Dominical, y por medio de mi propio estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud por la Sra.
“Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”. Esta declaración, que inicia el Prefacio de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy (pág.
En enero de 1982, se hablaba mucho acerca de la influenza, y de la cantidad de gente que, por varias semanas, faltaba a la escuela por enfermedad. Pensé que eso a mí no me pasaría, pero no me di cuenta de que tenía que protegerme por medio de la oración para no creer esta mentira.
Hace más de once años, una amiga que es Científica Cristiana me habló de esta Ciencia. En ese entonces, mi matrimonio había fracasado, y mi salud de pronto había decaído.
“Emerged suavemente de la materia al Espíritu. No creáis que podéis impedir la espiritualización final de todas las cosas, pero entrad de manera natural en el Espíritu por medio del mejoramiento de la salud y las condiciones morales y como resultado de progresos espirituales”.
En 1969 un condiscípulo me llevó a una conferencia sobre Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) . El conferenciante explicó a los asistentes la curación por medio de la Mente en la Ciencia Cristiana, y también habló de la revelación divina que tuvo Mary Baker Eddy, la cual la llevó a su descubrimiento de la Ciencia Cristiana y a la fundación de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts.
Algunos años después de graduarme de la escuela secundaria, encontré la vida como un vacío que no ofrecía promesas. Yo estaba solo, y, como era músico, viajaba continuamente.
Mi primera curación en la Ciencia Cristiana fue la de fumar. Fue una curación instantánea, aunque previamente no había tenido ningún deseo de dejar el hábito.
Una noche de Navidad pasé a saludar a una querida amiga. Era mi propósito permanecer sólo unos minutos.