Es con mucha gratitud por tantas bellas curaciones que he tenido mediante el estudio de la Ciencia Cristiana que doy este testimonio.
En 1969, fui a visitar una parte muy serena del estado de Vermont, [Estados Unidos]. Casi lo único que se oía era el cantar de los pájaros y el viento silbando entre los árboles; los sonidos mismos de la naturaleza. ¡Todo era tan apacible y bello!
Entonces, un día sentí que tenía un constante zumbido en uno de los oídos. Era fuerte y muy molesto tanto de día como de noche.
Estaba sola la mayor parte del tiempo, de manera que estudié la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana y medité profundamente al leer Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Sabía que necesitaba ser sanada; también me di cuenta, a través del estudio de la Ciencia Cristiana, de que “para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). Canté y medité sobre las palabras de la Sra. Eddy en el Himno N.° 304 —“ ‘Apacienta mis ovejas’ ”— del Himnario de la Ciencia Cristiana. Estas líneas tuvieron un significado muy especial: “Fiel Tu voz escucharé, / para nunca errar”. Cada vez que mi atención se dirigía hacia el zumbido en los oídos, sólo pensaba en las palabras “Tu voz escucharé”. Hacía esto tanto de noche como de día.
Pronto el zumbido cesó. Fui sanada, y con mucha gratitud hacia Dios, me regocijé. Aprendí que el oír es una facultad del Alma y, por lo tanto, es indestructible y permanente.
Estoy agradecida a Dios por la Ciencia Cristiana.
Ontario, California, E.U.A.
