Es con mucha gratitud por tantas bellas curaciones que he tenido mediante el estudio de la Ciencia Cristiana que doy este testimonio.
En 1969, fui a visitar una parte muy serena del estado de Vermont, [Estados Unidos]. Casi lo único que se oía era el cantar de los pájaros y el viento silbando entre los árboles; los sonidos mismos de la naturaleza. ¡Todo era tan apacible y bello!
Entonces, un día sentí que tenía un constante zumbido en uno de los oídos. Era fuerte y muy molesto tanto de día como de noche.
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