Me gustaría expresar mi gratitud a Dios por traer la Ciencia Cristiana a mi vida.
Yo venía de una familia en la cual había mucha enfermedad, y yo tenía un problema físico tras otro. Poco después de haberme casado, comencé a sufrir de los pies; me daban fuertes dolores cuando trataba de conservar arreglado nuestro pequeño apartamento y cuando hacía las compras necesarias para la casa. Recibí varios tratamientos osteopáticos, y usaba zapatos correctivos. Un día, alguien me contó acerca de su curación mediante la Ciencia Cristiana. Pronto le pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara por medio de la oración. La curación completa vino gradualmente, durante un período de gran crecimiento espiritual. Durante años he disfrutado el poder caminar libre y normalmente.
Otra de mis curaciones fue la del insomnio. Antes de esta curación, muchas veces yo sentía que iba a sufrir un colapso, porque había pasado varias noches sin dormir. Sin embargo, me mantuve firme espiritualmente. En oración insistí que Dios es mi fuerza, y que “en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28). El insomnio fue completamente vencido.
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