Relatos de curación
Con un corazón lleno de gratitud por el mensaje sanador de la Ciencia Cristiana, que ha bendecido nuestra vida con innumerables curaciones, deseo relatar cómo llegamos a esta maravillosa religión. De recién casados nos mudamos a una región nueva que todavía estaba escasamente poblada.
Hace tres años me quedé sordo del oído izquierdo. Me era difícil y bochornoso mantener una conversación y esto me hacía evitar a las personas.
Oí hablar por primera vez acerca de la Ciencia Cristiana cuando estaba de vacaciones. Al regresar compré un ejemplar de Ciencia y Salud por la Sra.
Conocí la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) a mediados de 1973, pocos días antes de contraer matrimonio. Siempre había buscado una respuesta inteligente a todas las preguntas que con frecuencia me hacía acerca de Dios, del hombre y del universo.
Hace algunos años padecía de un agudo dolor en mi estómago. Un día mi hija y mi hermana vinieron a visitarme y me hallaron sufriendo.
Cuando fui a la universidad tuve una compañera de cuarto muy amorosa que era estimada por todos sus compañeros. Era Científica Cristiana, la única que yo había conocido hasta ese momento.
Es con inmensa gratitud a Dios por tener hoy un mejor entendimiento de Él, que quiero relatar una experiencia que me sucedió hace ocho años. Estábamos pasando una situación bastante difícil en mi hogar, no sólo económica sino también de discordancia.
Hace mucho tiempo, cuando estaba trabajando, me di cuenta de que no podía mantenerme en pie. Un compañero de trabajo gentilmente me llevó a mi casa en un taxímetro y prácticamente tuvo que cargarme.
“Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son tus obras; y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:14, Versión Moderna). En mi juventud una querida amiga que era Científica Cristiana me habló acerca de esta religión.
El veredicto fue leucemia. El último médico que fue consultado, afectuosamente le sugirió a mi joven madre que quizás la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) podía ayudarla.