Con bastante anterioridad a 1971 mi hermano, que era diabético, comenzó a preocuparse pues creyó haber visto aparecer signos de esta enfermedad en mí. Quiso saber qué estaba haciendo al respecto, y le aseguré que nada de eso me estaba ocurriendo. Oré y después dejé el asunto de lado. En 1971, cuando comenzaron a aparecer otros síntomas de esta enfermedad, me sobrecogió el temor. Entonces comprendí que jamás podía aceptar esta condición. Tenía que tener mi curación en la Ciencia Cristiana.
Un practicista de la Ciencia Cristiana me dio tratamiento por breves intervalos de tiempo. En determinado momento me sentí bastante preocupado, pues había estado perdiendo peso rápidamente: cerca de dieciocho kilos en un año. Perdí el apetito y sólo podía trabajar por breves períodos de tiempo. El practicista me aseguró que estaba creciendo en espiritualidad y me hizo notar que nunca podía perder el bien.
Tal era mi deseo de conocer más a Dios que comencé a vivir realmente la Ciencia Cristiana; manteniendo mi pensamiento en los verdaderos hechos espirituales del ser. Estudié la Biblia y Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y leí toda la literatura de la Ciencia Cristiana que circulaba. También leí los mensajes sanadores de los himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana. Esto me liberó del temor, y fui regenerado tanto moral como físicamente. Finalmente esta regeneración me condujo a la curación.
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