En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras Mary Baker Eddy nos dice (pág. vii): “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”. Cuando conocí la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), me encontré llena de bendiciones.
Con anterioridad, me había sentido cansada y agobiada por diversos problemas. Mi salud estaba quebrantada, y después de haber estado bajo tratamiento médico por quince años sufría, según el diagnóstico médico, de reumatismo deformante, artritis, sordera temporal, ataques anuales de gripe, y de problemas en la garganta. Al comenzar a estudiar la Ciencia Cristiana, le pedí a una practicista que me ayudara por medio de la oración. Aunque la sordera, la gripe y los problemas en la garganta sanaron de inmediato, las otras curaciones fueron lentas, pero seguras. Continué recibiendo tratamiento por medio de la oración en la Ciencia Cristiana e iba todos los días a la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. La oración de la practicista, y mi propio trabajo, fue lo que efectuó una transformación de pensamiento, y las otras curaciones se llevaron a cabo. Con la fe firme en Dios, “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” se hizo evidente (Hebreos 11:1).
La Ciencia ha sido una gran ayuda para mí. He tenido muchas pruebas y he salido de ellas más fortalecida, apoyándome siempre en Dios. En ocasión del fallecimiento de familiares encontré consuelo en el Himno No. 174 del Himnario de la Ciencia Cristiana, que se inicia así: “Dios el consuelo, cual madre, da a Sus hijos”. Estoy muy agradecida a Dios por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, y por poder trabajar en la viña del Señor.
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