Relatos de curación
Cierta vez, mientras me encontraba recluído en un hospital, me puse a leer el Christian Science Sentinel. Luego decidí comenzar el estudio de esta Ciencia, en la espera de que me habría de sanar de los muchos males que me agobiaban.
Varios años antes del verano de 1907 yo me ocupaba de negocios de hoteles, salas de apuestas y mesas de billar, en cierta región de los Estados Unidos. Trabajaba largas horas entre cuatro paredes y terminé por enfermarme de los nervios.
Es con gran alegría y profunda gratitud que deseo relatar las muchas bendiciones que he recibido mediante el entendimiento de Dios que me ha proporcionado la Christian Science. Hace unos ocho años me encontré con una amiga que era Científica Cristiana, y que tuvo la bondad de ofrecerme un ejemplar del Sentinel.
"Esperaba con persistencia a Jehová; y él inclinóse hacia mí, y oyó mi clamor. Me hizo subir también de un pozo horrible, de un lodo cenagoso, y asentó mis pies sobre una roca, y dió firmeza a mis pasos", así dijo el Salmista.
Quisiera valerme de este medio para expresar mi gratitud a nuestro Padre-Madre Dios por las grandes bendiciones que me ha traído la Christian Science. En el año 1923 asistí por primera vez a una de las reuniones testimoniales que celebran las iglesias de la Christian Science los miércoles por la noche, y en el mismo año un pariente mío me regaló un ejemplar del libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", por Mary Baker Eddy.
Las muchas bendiciones que he recibido gracias a mis estudios y la creciente comprensión que voy obteniendo de la Christian Science, son demasiado numerosas para que me sea posible contarlas todas en detalle, pero deseo expresar mi gratitud a Dios por todas ellas, en la esperanza de que el bien que yo he experimentado pueda ayudar a otros a obtener un vislumbre de la verdad sanadora. Hace más de siete años que yo quedé completamente ciega.
La Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana. " me ha ayudado y me sigue ayudando de tal manera que me siento impelido a ofrecer este testimonio.
Un artículo publicado en el Christian Science Sentinel contenía la siguiente declaración respecto al poder curativo de la Christian Science: "En todas partes hay personas que están tratando de resolver problemas similares a aquellos sobre los cuales nosotros habremos alcanzado la victoria. " Yo no había pesado de la curación a la manera de la Christian Science hasta que estas palabras me llamaron la atención.
En el año de 1913 acepté una invitación para asistir por primera vez a una de las reuniones celebradas por las iglesias de la Christian Science los miércoles por la noche. En esa reunión varias personas testificaron acerca de curas que habían experimentado sin recurrir ni a la medicina ni a la cirugía.
Mi interés por la Christian Science se despertó por primera vez a consecuencia de una cura que obtuvo mi abuela, cuando a los ochenta y pico años de edad se cayó, rompiéndose la cadera. La caída la había dejado con la pierna derecha paralizada desde la cadera y con un pie torcido.