Al hacer un inventario de las bendiciones que he recibido gracias al estudio de la Christian Science, encuentro que han aumentando y se han multiplicado repetidamente durante los últimos veintisiete años. Ya no puedo seguir en silencio, sino que debo atestiguar, aunque sea en parte, cuán grandes cosas ha hecho Dios por nosotros, y expresar mi profunda y sincera gratitud.
Mediante la lectura del libro de texto de la Christian Science, Ciencia y Salud, en actitud de oración, sané de tuberculosis en su última etapa después de habérseme diagnosticado que viviría breve tiempo.
Mi hermano fué el primero, en la familia, que experimentó el poder curativo de la Verdad y del Amor. Se hallaba gravemente enfermo de un envenenamiento de la sangre y ya se había fijado la fecha en que iban a amputarle su pierna. Un vecino le trajo un ejemplar del libro de texto, que él se puso a leer toda la tarde. Tan absorbido estaba en la lectura que inadvertidamente se levantó y anduvo hasta otra parte de la casa antes de darse cuenta que estaba de pie sobre la pierna que los doctores habían decidido pocas horas antes iban a amputarle. Al cerrar la noche, la palidez y la hinchazón habían desaparecido. Estaba curado, y él lo sabía.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!