
Relatos de curación
No había anticipado las dádivas y curaciones que vendrían durante el proceso de escribir estos artículos.
¡Qué reconfortante es despertar después de haber tenido un sueño aterrador del que estábamos tratando de salir! Y esto es lo que me sucedió: “desperté” a lo que era verdad sobre mí y experimenté la curación.
Dejé que cada palabra del mensaje del Cristo que estaba leyendo en Ciencia y Salud me purificara por completo como un caudaloso río de amor, barriendo todas las inseguridades y la vergüenza.
Sentí que la única manera de salir de esta confusión era renovar mi compromiso con la religión que siempre había amado.
La curación se produjo suave pero firmemente, y mi alegría regresó a medida que mantuve con diligencia en mi pensamiento la verdad de mi perfección presente como reflejo de Dios en lugar de la imagen ilusoria de un cuerpo enfermo.
Sabía que las verdades que estaba declarando acerca del Dios perfecto y del hombre perfecto me hacían libre.
Continué orando, sabiendo que podía ver y experimentar solo la armonía de la creación de Dios.
Lo que me vino ese día fue reflexionar profundamente si realmente creía y entendía la vida de Jesús, sus palabras y obras.
El momento de silencio me dio la oportunidad de reafirmar las verdades espirituales que había estado sabiendo sobre la seguridad de Ben y la inocuidad de las avispas.
Con esta verdad en el pensamiento, desperté. Dejé de tratar de “arreglar el sueño” y acepté que, por ser la imagen del único creador, Dios, mi vida era divinamente inspirada, y que era guiada por el camino correcto con abundancia de propósito y satisfacción.