
Editoriales
Tal vez sea una buena idea mirar más allá de un concepto superficial acerca de lo que es viejo y lo que es nuevo. También necesitamos discernir mejor entre lo que es sofisticado y lo que es simple.
En un curso universitario de economía una de las cosas que primero aprendemos es que esta materia desde hace tiempo se viene denominando "la ciencia deprimente". Parece un término apropiado.
Hace unos días, me llamó la atención una carta de agradecimiento de una persona que escucha el programa radial de onda corta, El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Al escuchar el programa que se titulaba “Nunca estamos separados de Dios”, esta persona sanó de un sentido de soledad.
En un libro que apareció hace poco: An Agenda for the 21st Century, la moralidad básica está considerada como un asunto principal que la sociedad debe encarar con firmeza en los próximos años. El redactor del libro, al citar a uno de los historiadores más respetados de nuestro tiempo, hace esta observación: “Cuando se le pidió que caracterizara el presente, Bárbara Tuchman lo llamó 'una era de desorganización'.
“Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”. Mateo 17:20.
En la Biblia hay una bella metáfora que describe a Dios como el gran Soberano. Por ejemplo, en Salmos leemos: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.
El novelista e historiador de la represión de Stalin, Alejandro Soljenitsyn se refiere, en su conferencia ganadora del premio Nobel, a un proverbio ruso: “Una palabra de verdad pesa más que el mundo”. Nobel Lecture (New York: Farrar, Straus and Giroux, Inc.
Recuerdo una vez cuando tenía alrededor de cinco años y mi familia fue a ver una obra de teatro sobre el tema de la Pascua en una universidad local. La representación de Cristo Jesús fue muy convincente.
En 1983 Jana Taylor estableció la Fundación para el Niño Americano con el propósito de enseñar fotografía y otras artes a niños pobres y huérfanos. El primer día de la clase de fotografía, preguntó a sus alumnos: "¿Qué hay de hermoso en la casa de ustedes?" Uno a uno los niños contestaron más o menos con las mismas palabras: "Nada es hermoso en mi casa.
No hace mucho tuvimos la oportunidad de escuchar a un grupo de siete u ocho cristianos de una comunidad grande de hispanos en los Estados Unidos, que compartieron con nosotros algunas ideas sobre religión y espiritualidad. En el grupo había un gerente de ventas, una ama de casa, un estudiante universitario, un maestro mayor de obras, y una mujer embarazada.