Los niños nos dan un ejemplo de cómo hacer amigos. Pareciera que los niños derriban todas las barreras que tratarían de separar y dividir. Por ejemplo, a un niñito llamado Francisco lo llevaron a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando tenía tres años de edad. Vivía en barrio donde constantemente había peleas, y su hermano mayor le había enseñado cómo defenderse cuando jugaba afuera.
El primer domingo, Francisco se portó muy bien durante la clase, pero cuando llegó momento de ponerse su abrigo para irse a casa, hubo un alboroto y Francisco le dio un puñetazo a otro niñito en la oreja. Felizmente no le causó mayor daño y la mamá del otro niño rápidamente consoló a su hijo. Le recordó que Francisco era nuevo en la Escuela Dominical y que realmente necesitaba un amigo.
El próximo domingo los dos niños se sentaron juntos, y en el momento mismo en que parecía que Francisco le iba a pegar al niño otra vez, el niñito abrazando a Francisco le dijo firmemente: “Francisco, tú eres mi amigo, y los amigos no se pelean”. Así terminó el problema, y esos niños fueron amigos durante los varios años que asistieron a la Escuela Dominical.
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