Hoy la Ciencia Cristiana pone a disposición de la humanidad el arte espiritual de la curación por la Mente divina que Jesús ejemplificó. La Mente, Dios — expresada en la consciencia humana mediante el Cristo, el mensaje sanador y redentor que Jesús enseñó y practicó— es siempre todopoderoso. La curación que se practica en la Ciencia Cristiana, opera partiendo de la base de la omnipotencia del Amor divino y de la exactitud del Cristo, la Verdad, que actúan en el pensamiento humano.
La curación mediante la Ciencia Cristiana, elimina lo que es discordante, pero no por medios materiales ni por desear mentalmente que las condiciones materiales indeseables desaparezcan. Tampoco se reparan ni se recuperan las condiciones materiales deseables por medio de la sugestión mental. Puesto que la Mente es Todo, no hay materia. Y el Cristo elimina la creencia de que la materia es sustancia viva e inteligente. Para la percepción humana es así como el Cristo satisface nuestras necesidades, regenerándonos espiritualmente y restaurando nuestro entendimiento espiritual de que la sustancia es Espíritu — la única Mente y Vida, Dios — y que el hombre es Su eterna y perfecta semejanza espiritual.
La anatomía que la Ciencia Cristiana trata, es el pensamiento. La salud que la Ciencia Cristiana nos restaura es la integridad armoniosa preservada por Dios Mismo, y esta restauración satisface todas nuestras necesidades humanas. El estudio y la práctica de esta Ciencia nos despiertan a nuestra identidad eterna como el hombre de Dios, y nos revelan que este hombre perfecto, de hecho, es nuestra verdadera identidad. A medida que nos esforzamos por comprender nuestra verdadera identidad, el Cristo, la Verdad, nos da el entendimiento espiritual de la realidad divina, elimina sin dolor lo que es dañino, reconstruye firmemente lo que es útil y restaura pacíficamente lo que contribuye a nuestro progreso físico, moral y espiritual.
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