Editoriales
La gente ocasionalmente se desconcierta por el hecho de que los Científicos Cristianos rehusan el diagnóstico médico de enfermedad. Para quienes no están familiarizados con la oración científica puede parecer lógico que un médico describa por lo menos la condición para que el paciente sepa qué tiene que encarar en su oración.
Ya sea que estén nuestros ojos abiertos o cerrados, constantemente se nos presentan imágenes en el pensamiento. A algunas les prestamos atención consciente; otras, bien puede ser que las recibamos, alberguemos, recordemos o rechacemos inconscientemente.
Para poder comprender nuestra verdadera individualidad, necesitamos abandonar los puntos de vista materiales y comenzar con Dios. Es lógico comenzar allí; las Escrituras nos dicen: “Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”.
¿Cómo oraba él? deben de haberse preguntado con frecuencia sus discípulos. Ellos vieron los resultados sanadores de las oraciones de Jesús: un cuerpo encorvado que se enderezó, Zaqueo liberado de un arraigado hábito de avaricia y corrupción, la amarga vida de una prostituta, purificada, espiritualizada y dulcificada para un amor profundo y humilde.
¡Qué cristiano no se ha sentido inspirado con la gran liberación de Pablo y Silas! Ver Hechos 16. Estaban encarcelados seguramente en el calabozo de más adentro, cuando un terremoto, un suceso que se suponía muy aterrorizante, significó para ellos el comienzo de su liberación.
En las primeras narraciones del Antiguo Testamento encontramos que, comparativamente, se hace poco énfasis sobre el gozo. Pero con el amanecer de más luz espiritual en el pensamiento hebreo, aparecen muchas referencias sobre el gozo y la alegría otorgados por Dios, como en los Salmos y en Isaías.
Al mirar por sobre un abismo, es posible que podamos identificar lo que hay al otro lado. Aunque no hayamos estado allí antes, mapas, dibujos, — hasta la primera vislumbre a distancia — puede darnos por lo menos una primera impresión de cómo es ese lugar.
La correcta interpretación de la pregunta de Pilato “¿Qué es la verdad?” ha sido motivo de conjeturas. Lo que Jesús quiso significar en su declaración a este magistrado romano lo explica su vida.
Vivimos en un mundo de fuerzas materiales. Por lo menos, así parece.
Cuando se presenta el momento de decidir cómo se debe hacer algo, a menudo hay una amplia variedad de opiniones. Y muchas veces esto amenaza con romper amistades y el dulce sentido de unidad que puede hacer tan placentero el trabajar juntos.