Un nuevo año, cuyos anales aún no se han escrito, puede que produzca temor a lo desconocido, o quizás nos rete a dejar grabadas en la crónica de los doce meses venideros conmovedoras pruebas de la presencia y del poder de Dios. Nuestra vida puede dar testimonio de que el Cristo sanador está aquí, e ilustrar la regeneración y redención que acompañan el descubrimiento y la demostración de verdades científicas, espirituales.
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