Desde los tiempos más remotos, los sacrificios han formado parte de los cultos religiosos. Algunos de ellos eran muy crueles, otros fantásticos, y por lo general no traían frutos ni resultaban eficaces. Muy a menudo se inducían por el temor, la superstición, la ignorancia o los falsos preceptos, y en su mayor parte se asociaban mentalmente con la pérdida o la privación. Considerado así, el sacrificio se hacía de mala gana, con temor y aun con terror.
Los mortales suelen creer que para alcanzar un sentido religioso más elevado tienen que renunciar algo deseable o que valga la pena. La Christian Science cambia todo esto y nos demuestra que el verdadero sacrificio se hace con alegría, trae provecho y resulta de lo más deseable. Invariablemente mejora nuestra situación, nos adelanta y nos conduce hacia mejores y mayores progresos. En su sentido original, el verbo "sacrificar" significa consagrar, y puede considerarse como todo aquello que nos lleva a la más sagrada y santificada unión con lo divino.
La Christian Science prueba y demuestra que Dios es el bien infinito, el creador de todo lo bueno, y que las obras de Sus manos son entera y cabalmente buenas. La Biblia declara: "Bondadoso y recto es Jehová", y luego expone este hecho sublime: "Porque Jehová es bueno; hasta la eternidad es su misericordia." También nos asegura que: "El es de un mismo parecer, y ¿quién podrá hacerle volver? y cuanto le plazca a su alma, eso lo va a hacer."
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