El siguiente testimonio de curación lo motiva mi profunda gratitud a Dios por el poder curativo de la Christian Science y por la alegría que ella ha traído a mi hogar. Con el Salmista podemos cantar: "¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas bendigan su santo nombre! ... Aquel que perdona todas tus iniquidades; que sana todas tus enfermedades."
Poco tiempo después de ingresar en la universidad, nuestro hijo mayor volvió para casa con una afección muy seria en la garganta. Ignorando la naturaleza de la enfermedad y deseando cumplir con las leyes sanitarias del Estado, mandé buscar a un médico, el que diagnosticó el caso como un absceso maligno, agregando que para salvarle la vida a nuestro hijo sería procedente operarle dentro de dos horas. Después que el médico partió, le pregunté a nuestro hijo cual de las dos cosas prefería, una operación o la ayuda de un practicista de la Christian Science. Me alegro poder decir que se decidió en favor del practicista, y una hora después de haberse empezado el trabajo mental, el absceso se reventó y la curación se produjo de inmediato.
Otro hijo más pequeño contrajo la influenza cuando tenía ocho años, y durante los tres meses siguientes tuvo el sarampión, la escarlatina, una neumonía doble y un ataque de parálisis parcial. Tal como iban apareciendo las distintas enfermedades, el consiguiente trabajo mental se había hecho, pero cuando vino el ataque de neumonía, cayó en un estado de coma, y parecía que se acercaba el fin.
En este momento me entró tanto temor que mi esposo me pidió que lo dejara solo con el niño, y me fuí a otro cuarto para pedirle a mi hija que me ayudara a comprender con más claridad el poder sanador de Dios. Los tres leímos y oramos toda la noche, mientras que el practicista continuó haciendo el trabajo mental en su casa. De repente el niño sufrió un violento ataque de tos y los pulmones quedaron limpios. A la mañana siguiente mi hijo estaba listo para tomar su desayuno. Sin embargo, la parálisis en un lado del cuerpo perduró por dos meses más, y no le era posible comer ni valerse solo. Todas las mañanas repetía el padrenuestro por teléfono al practicista, y una tarde, mientras estábamos en la mesa comiendo, observamos que estaba usando ambas manos, y después de comer se levantó de la mesa con suma agilidad. Esta curación, que resultó permanente, ocurrió hace más de veinte años.
Debido a que por un lado de nuestra familia se practicaba la medicina, y por el otro se profesaba la teología, mi madre se oponía mucho a la Christian Science. Durante ocho años, ella había estado bajo el cuidado de tres especialistas de los más eminentes del Canadá, quienes nos habían confesado que nada más podían hacer por ella. Sin embargo, por la simple lectura de lo que Mary Baker Eddy dice en la página 516 de su obra "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", fué sanada de un estado mental discordante causado por el golpe que sufrió al fallecer mi padre, y vivió normalmente hasta la edad de ochentiseis años. Mediante la lectura del libro de texto, mi esposo también fué sanado de una hernia, no obstante que los médicos decían que sólo se podría curar con una operación. Mi hija se curó de la escarlatina con tres tratamientos mentales; todas las leyes materiales acerca de esta enfermedad fueron anuladas.
Hace cuarenticuatro años que nosotros nos interesamos por la Christian Science y no tenemos palabras con que expresar la gratitud que sentimos hacia nuestra Guía, Mrs. Eddy, por su descubrimiento de la Christian Science, la cual nos ha aclarado e iluminado las Escrituras. También sentimos mucha gratitud por ser miembros de La Iglesia Madre y de una de sus ramas, por todas las actividades en que nos ha sido posible prestar nuestros servicios, por la literatura de la Christian Science y por la experiencia inestimable de haber asistido a una clase autorizada de instrucción en la Christian Science.
No puedo terminar este testimonio sin expresar la alegría que me produce la escuela dominical donde yo, como maestra, y mis hijos, como alumnos, hemos aprendido tanto acerca de Dios, el hombre y el universo.
Palo Alto, California, E. U. A.