En el libro de texto de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana.", "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", Mary Baker Eddy escribe lo siguiente (pág. 561): "Juan vio la coincidencia de lo humano y lo divino, manifestada en el hombre Jesús, como la divinidad abrazando la humanidad en la Vida y su demostración,—reduciendo a la percepción y comprensión humanas la Vida que es Dios. En la revelación divina desaparece la entidad material y corpórea, y la idea espiritual es entendida."
Las narraciones bíblicas concernientes a Cristo Jesús son breves, pero no pobres. Exponen el carácter y las obras del Mesías. Abundan de ejemplos y de instrucciones que demuestran el poder de la influencia divina en la experiencia humana. Cristo Jesús estaba divinamente inspirado en todo lo que dijo e hizo. Su reflejo de la Mente divina constituía su propio ser, hasta tal punto, que le fue posible hacer la siguiente declaración: "No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque cuanto éste hace, esto hace el Hijo también de igual manera." Percibiendo en cierto grado esta unidad, esta coincidencia tan completa y tan lúcida anunciada por el Maestro, la cristiandad entera la ha aceptado como el camino de la salvación para toda la humanidad.
Las enseñanzas lógicas de la Christian Science se basan en la unidad y totalidad de Dios, tal como se revela en las Escrituras. Partiendo de esta premisa, la Christian Science prosigue a revelar que la omnipresencia de la Mente divina sostiene Su creación espiritual y excluye, de la misma manera que la luz excluye la obscuridad, cualquier posibilidad de que una hipótesis material acerca de la existencia de una creación contraria, tenga fundamento alguno. Lo que aparenta ser una existencia material no es más que una creencia material que pretende exteriorizarse o manifestarse en la experiencia de los mortales, pero que, al igual que un error en las matemáticas, no es más que una simple negación de la verdad. Un error matemático no puede ser confundido con la ciencia de los números, pues la equivocación es rechazada por los hechos. Es así que Dios, el Principio divino de toda la existencia, hace que sea imposible el que en realidad exista cosa alguna que no esté de acuerdo con Su propia perfección.
De manera que en la coincidencia de la realidad divina y el sentido humano, no hay mezcla alguna de lo humano con lo divino. El uno no se funde en el otro. En verdad los dos no se pueden combinar. Al parecer se mezclan, manifestándose en términos de bondad humana, pero esto es tan sólo un parecer. La coincidencia no ocurre mezclando lo humano con lo divino, sino renunciando lo humano por lo divino.
Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre al producirse esta coincidencia? Como ya hemos dicho, no hay ni mezcla ni fusión, sino que es la propia divinidad la que en el mismo punto de coincidencia está satisfaciendo todo deseo correcto, disolviendo, purificando y reduciendo la creencia mortal, que al fin no es más que una falsificación. Entonces lo mortal cede a lo divino. La respuesta divina es su propia presencia, poder y autoridad, factores que disipan el mal, con todas sus jactancias materiales, a medida que el individuo, movido por anhelos espirituales, se sienta con deseos de renunciarlo.
La imposibilidad de mezclar lo real con lo irreal queda bien ilustrada en la proposición figurativa que encontramos en la página 282 del libro de texto de la Christian Science. Allí Mrs. Eddy compara la Mente divina y su contrario, la vida y mente materiales, así llamadas, con una esfera y una línea recta, diciendo lo siguiente: "Una línea recta no se puede ajustar a una curva, y una curva no puede ajustarse a una línea recta. Asimismo, la materia no tiene lugar en el Espíritu, y el Espíritu no tiene lugar en la materia. La Verdad no encuentra morada en el error, ni el error apoyo en la Verdad. La Mente no puede descender a lo que es falto de inteligencia y a la materia, ni puede lo que es falto de inteligencia convertirse en Alma. En ningún punto pueden estos opuestos mezclarse o unirse. Aunque parezcan tocarse, los unos siguen siendo como la curva y los otros como la línea recta."
Hagamos una comparación análoga. Una moneda falsa se puede parecer a la legítima, pero no lleva relación alguna con ella. No procede de la misma fuente, no tiene valor alguno y no es autorizada ni por el gobierno ni por la casa de moneda. Para librar a la colectividad de la confusión resultante, jamás se procura salvar o mejorar la moneda falsa, ni se trata de fundirla o mezclarla con la moneda legítima. Mas bien se denuncia, se repudia y se deja de utilizar, en fin, se quita de la circulación, sustituyéndola por la moneda genuina. Entonces la moneda legítima es reconocida y utilizada y todo termina favorablemente.
No obstante, la creencia popular es que la salvación se debe efectuar mediante los esfuerzos de mejorar y salvar al hombre mortal, quien no es mas que la falsificación del hombre de Dios. Toda enseñanza material pretende mezclar lo falso con lo real, y así tiende a perpetuar la confusión. Solamente la Christian Science enseña que la falsificación, o sea, la mortalidad, no se puede salvar, sino que tiene que ser descartada y reemplazada por la realidad. Por medio del entendimiento espiritual hay que percibir y conocer al hombre tal como realmente es, el hijo de Dios, y saber que en realidad este es el único hombre que existe. La perfección espiritual que se vaya reconociendo y comprendiendo a medida que se transforme el pensamiento individual, se hace cada vez mas patente en los asuntos humanos, por vía de la estabilidad y la justicia.
¿Se sufre alguna pérdida durante este proceso transformador? No, porque la vida, el ser, la individualidad del hombre son y siempre han sido espirituales, radican dentro del Espíritu y jamás en la falsificación. El hombre no se pierde sino más bien se encuentra, con este despertar. La mentalidad mortal, con sus creencias en la materia, jamás ha constituido el hombre. La Christian Science expone la falsificación y revela al hombre verdadero.
Vemos pues que el concepto falso de la vida, que la concibe como material, incluye todo lo que es de carácter material, es decir, la concepción material, el nacimiento, el desarrollo, la madurez y el deterioro del hombre mortal. Este desfile de creencias no es el hombre—nunca lo ha sido y jamás lo será. Tampoco se irá mejorando hasta que por fin llegue a convertirse en hombre. La mortalidad nunca ha percibido, poseído ni gozado de la existencia espiritual. El hombre verdadero, que es la creación de Dios—Su mismo reflejo—incluye todo lo que es semejante a Dios, es decir, la existencia espiritual e indestructible que jamás sufre deterioro alguno. Esta realidad es el hombre inmortal, que nunca nace, nunca muere y que, a cause de su inmortalidad, sobrevive para siempre todos los cambios caprichosos del sentido mortal de la vida. En ningún momento es posible fundir o mezclar lo mortal con lo inmortal, aunque así parezca en la experiencia individual. El hecho de que los sentidos materiales conceptúan al hombre como un ser material, no es razón para que así lo sea. Un hecho científico nunca puede ser cambiado a causa de las falsas afirmaciones que se hagan en su contra.
Surge entonces la siguiente pregunta, ¿Cómo habremos de valernos en la vida diaria de esta revelación concerniente al verdadero ser espiritual del hombre?
Primeramente, hay que tener una clara comprensión del estado perfecto y espiritual del hombre y del universo, tal como Dios los conoce. Entonces todo lo que sea necesario como concesión temporal en lo que se refiere a las necesidades humanas, la felicidad y el buen éxito se manifestará en nuestras vidas de una manera inteligente y desinteresada.
En todo momento se deberá tener presente la diferencia fundamental que existe entre lo real y lo irreal. El Científico Cristiano jamás olvida que si admite la existencia de un mundo que incluye el nacimiento material, encuentra que ese mundo también incluye la muerte, puesto que el concepto que admite que la materia orgánica tiene comienzo también admite que tiene fin. Para el hombre espiritual, que coexiste con Dios, no may muerte ni fin. Asimismo, para el hombre y el universo verdaderos, que coexisten con Dios, no puede haber nacimiento ni comienzo. Todo ser verdadero es el reflejo eterno de la Mente divina, y existe dentro de esa Mente, morando en la gloria que es la presencia y la expresión del mismo Dios.
Aquel que posee en cierto grado este entendimiento del verdadero ser, puede considerar la vida diaria de nuestros días como tantas concesiones a las creencias humanas. Pero mientras así la vayamos conceptuando, a medida que lleguemos a vivir más conscientes del gobierno de Dios, nuestras vidas se volverán cada vez más ordenadas, desplegaremos más inteligencia y nos veremos librados de las peores fases del pecado y la enfermedad. El Científico Cristiano reconoce que aquello que testifica de la vida material no es más que el sueño de Adam, es decir, un falso concepto de la existencia. Y como él sabe que un sueño no puede establecer contacto con la realidad espiritual, pero que, a la inversa, sí puede ser disipado cuando uno se despierta a los hechos espirituales, se aferra a estas enseñanzas demostrables y así comprueba que puede empezar ahora mismo a librarse de los pecados y castigos impuestos por las creencias falsas.
De esta manera el discípulo de la Christian Science disminuye las creencias materiales, aun mientras las considere como concesiones que en los tiempos actuales hasta cierto punto sean necesarias. Sin embargo, al no dejarse engañar con respecto a estas creencias, negándose a tratar de mezclarlas con las realidades divinas, y clasificándolas como errores que tienen forzosamente que desvanecer, éstas se le irán aminorando. Esta explicación le ayuda a uno a comprender la siguiente declaración hecha en el libro de texto de la Christian Science acerca de las creencias mejoradas: "Una creencia mejorada es un paso fuera del error, y es una ayuda para dar el paso siguiente y para entender la situación según la Christian Science" (pág. 296). En efecto, uno llega a comprender que la manifestación exterior que proviene de la curación según la Christian Science es el resultado de "una creencia mejorada"—es decir, la salud en lugar de la enfermedad, la libertad en lugar de las limitaciones, y así sucesivamente. Mas en cada caso se ha de entender que la creencia mejorada significa una creencia más pura y menos material, y nunca la salvación de algo mortal. El fenómeno de la curación a la manera de la Christian Science es percibido como la aparición de la realidad y la desaparición de la mortalidad.
La perfecta salud siempre está presente, porque Dios siempre está presente, y la presencia de Dios constituye Su semejanza, el hombre. Bajo la acción del tratamiento en la Christian Science, las creencias falsas disminuyen, y los mortales ya no siguen poniendo obstáculos a su propia salud. Un conocimiento básico de lo que constituye lo real y lo irreal, y la comprensión de que en ningún momento y en ningún caso pueden estos opuestos mezclarse, es de gran importancia para el estudiante de la Christian Science.
Todo aquel que quisiera demostrar los grandes hechos del ser, revelados por la Christian Science, tiene que recordar que Dios es Amor; que no puede haber una demostración de la presencia de Dios sin la comprensión de Su presencia como Amor, y su manifestación en las acciones humanas mediante el reflejo del Amor. El entendimiento más elevado no es intelectual. Se encuentra en la unidad con Dios, el Amor. Uno no puede permanecer en un estado sublime, pasando por alto las necesidades humanas y dejando de ser compasivo en lo que concierne los padecimientos de la humanidad. Al percibir la Verdad, uno tiene que permanecer en el pináculo más elevado del entendimiento espiritual. Luego tiene que demostrar su comprensión, obrando de una manera benévola y con gran ternura para con todo ser viviente, de manera que se sienta el poder vivificante del amor de Dios.
El Amor divino no nos exige que nos apeguemos personalmente a cada uno de nuestros semejantes, sino que extendamos nuestro amor a todos en todas partes, interesándonos por el bienestar de todos por igual. A pesar de los errores y bajezas que en ella encontraba, Cristo Jesús amaba a toda la humanidad, interesándose continuamente por su bienestar, y de haberle sido posible, hubiera cobijado a todos bajo el amor del Padre. Fue así que puso de manifiesto la acción vital de "la divinidad abrazando la humanidad" en "la coincidencia de lo humano y lo divino". La Christian Science, vivida como es debido, no conoce perspectiva menos noble que ésta.