Mi interés por la Christian Science se despertó por primera vez a consecuencia de una cura que obtuvo mi abuela, cuando a los ochenta y pico años de edad se cayó, rompiéndose la cadera. La caída la había dejado con la pierna derecha paralizada desde la cadera y con un pie torcido. Al oír hablar de la Christian Science, ella solicitó la ayuda de un practicista; y a eso de una semana quedó completamente sanada. Vivió hasta cumplir cerca de los cien años, sin tener ninguna dificultad en andar a causa del citado incidente. En esa misma época mi madre fué sanada de una afección crónica del corazón.
Mi esposo y yo deseábamos saber como se hacían estas curas y comenzamos a leer la obra "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", de Mary Baker Eddy. Casi de inmediato fuímos sanados del estreñimiento, por el cual habíamos tomado muchas medicinas con regularidad. Mi esposo perdió el vicio de fumar y muchas otras discordancias fueron sanadas. Un pariente nuestro que se oponía a que estudiásemos esta Ciencia, declaró con franqueza que hasta nos habíamos mejorado de carácter.
Una vez cuando nuestro bebé se convulsionaba a causa de haberse quemado fuertemente con agua hirviendo, le pedimos a un practicista que trabajara por él. Al poco rato se quedó dormido y no volvió a sufrir ningún dolor. Un tratamiento bastó para efectuar la cura. En un poco más de una semana la descarnadura sanó por completo, aunque las cicatrices tomaron un poco más tiempo para desaparecer.
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