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Sesión de Frutos de las Publicaciones Periódicas

Del número de enero de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Palabras de apertura

“El Espíritu, Dios, reune los pensamientos aun informes en sus cauces adecuados, y los desarrolla, al igual que abre los pétalos de un propósito sagrado, con el fin de que ese propósito pueda manifestarse.” Así escribe Mary Baker Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 506). De idéntica manera germinó La Sociedad Editora de la Christian Science en la mente de Mrs. Eddy en los primeros días de nuestra Causa.

En el año de 1907, mi padre fué llamado de Chicago para que asumiera el cargo de director del Heraldo en alemán, la primera revista que publicamos en un idioma extranjero. Fué en el verano de 1908 cuando yo vine con él a visitar la Sociedad Editora que acababa de ocupar su nuevo edificio, el costado en la calle Falmouth del que hoy ocupa la Administración de La Iglesia Madre. Pero pocas semanas después de ultimarse ese edificio, comenzó a excavarse el terreno para construir una ampliación. ¿Para qué? todos se preguntaban. La respuesta apareció pronto en un artículo que publicó el Sentinel anunciando la fundación del diario The Christian Science Monitor.

El número inicial del Monitor tenía que ser voluminoso, y los encargados empezaron a indagar dónde encontrar los operarios adicionales que se necesitaban para manejarlo. Con su acumen característico, Mrs. Eddy recomendó que llamaran a los ujieres de La Iglesia Madre y a los alumnos de la Escuela Dominical más entrados en años. Yo era uno de ellos.

En una ocasión, después de haber traba trabajado hasta las primeras horas de la mañana, varios de nosotros los muchachos nos dormimos sobre unos sacos cargados de cartas del servicio postal de los Estados Unidos. Horas después nos despertaron para invitarnos a una comida de pavo preparada por las empleadas, que encontramos muy opípara.

A medida que crecía la Causa se anexaba más espacio a la Casa de Publicaciones, en tres distintas ocasiones, hasta que acabó por ocupar todo el actual edificio de la Administración. A mediados de la década de 1920 aun ese edificio entero fué insuficiente.

Siempre a la expectativa de un desenvolvimiento cada vez mayor, ojalá que todos podamos hacer nuestras las palabras de Mrs. Eddy ( Miscellaneous Writings, pág. 158): “Como los de antaño, heme aquí, calzadas mis sandalias y en mi mano el cayado, esperando la seña y la revelación de qué, cómo, adonde.”

La misión de nuestro Diario

Grande ha sido la satisfacción de disfrutar el privilegio de servir a un periódico que tiene por misión promover cuanto más convenga a la humanidad. No puedo menos que recordar lo que me dijo el Redactor Gerente del Bostan Traveler en 1908 cuando le participé que me separaba para servir a. The Christian Science Monitor. “¡Qué tonto!— dijo — Eso no va a durar ni seis meses.” Bueno, de eso hizo cuarenta y tres años en noviembre pasado.

Ustedes saben el progreso que ha logrado el Monitor, en su marcha hacia la meta que columbraba nuestra fiel Guía, Mary Baker Eddy, cuando fundó este diario.

Nuestra misión es anunciar al mundo, mediante la palabra impresa, los éxitos que van logrando los hombres al perfeccionar las piedras con qué edificar el templo universal de la confraternidad que estamos construyendo conforme al proyecto de las aspiraciones que Dios infunde a la humanidad. El Monitor se consagra a la divulgación del desarrollo de este templo que se levanta paulatina pero seguramente, amoldándose con las esperanzas, las oraciones, los sueños y los rasgos nobles de hombres y mujeres devotos, edificándose de nuestra hambre de Verdad, de nuestro amor hacia Dios, de nuestra lealtad, amigabilidad y servicio de los unos a los otros.

Nosotros sabemos que la misión de nuestro diario es contribuir a edificar un mundo mejor, según la definió nuestra Guiadora cuando dijo que “El objeto del Monitor es no perjudicar a nadie, sino bendecir a todo el género humano,” en cuyo favor está destinado a “difundir sin dividir la Ciencia que actúa sin desgastarse” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 353).

Como todo periódico, el Monitor procura ser original, pero en vez de tratar de conseguirlo explotando lo criminal, lo grotesco, lo extravagante o desastroso, sus redactores se conciernen con lo que más original conceptúan, lo más interesante e importante o sea lo que más se acerca a “la verdad, toda la verdad, y sólo la verdad.” Para coadyuvar con ese fin son indispensables perspectivas nuevas y más verídicas.

Las redacciones de los otros diarios alogian por todas partes las elevadas normas periodísticas del Monitor. Tal aprecio puede sintetizarse en la siguiente declaración de Jenking Lloyd Jones, Director del Tulsa Tribune, ante un grupo de periodistas:

“La inmensa popularidad que tiene The Christian Science Monitor entre los que no son Científicos Cristianos incluso muchos periodistas ateos, se debe al hecho de que esa publicación es a la vez verídica y radiante de esperanza. ... El Monitor conoce la cuenta y razón tan bien como cualquier otro rotativo norteamericano. Reconoce y describe los puntos débiles del dique y las hoyas tapadas del sendero. Tan capaz es de alarma como de justa indignación. Pero nunca abandona la nave. Nunca descuenta su fe en que al fin y a la postre la decencia triunfa.”

Qué tan bien cumple el Monitor con su misión pueden ilustrarlo las reiteradas súplicas del Departamento de Estado de que les permitamos citar o reimprimir los relatos del Monitor. En vista de que su contenido es constructivo, ellos lo mandan a millones de gentes de esperanza en todas partes del mundo ya sea en sus boletines o bien en la radiodifusión de “la Voz de América.” Durante el año pasado, el Departamento de Estado solicitó permiso para distribuir cosa de mil doscientos artículos reimpresos, lo cual significa que millones de personas sabrán del Monitor y de su anhelo de coadyuvar a que mejore el mundo.

Actualmente procura el mundo labrar una gran piedra de construcción — la paz. Y nosotros como Científicos Cristianos trabajamos con esa mira especialmente, porque recordaréis que Mrs. Eddy dice en Miscellany (pág. 283) que el impulso principal de su vida era: “ ‘En la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.’ ”

El preámbulo de la constitucion de la UNESCO (Organización Educacional-Cientí-fico-Cultural de las Naciones Unidas) ofrece este incentivo al Monitor: “Puesto que las guerras arrancan de las mentes de los hombres, en las mentes de los hombres es donde deben construirse las defensas de la paz.”

La gran batalla de ideologías que hoy se libra en el mundo no va a decidirse finalmente con cañones sino con palabras preñadas de ideas, de ideas que por verídicas han de acertar. Y el Monitor tiene la misión de circular esas palabras por millones, para millones de personas, de manera que todos cuenten con la información esencial con qué edificar un nuevo mundo de paz.

La misión de nuestras publicaciones

¿Habéis pensado alguna vez, como Científicos Cristianos, que La Sociedad Editora de la Christian Science, cuyas funciones se combinan con las de La Iglesia Madre, es en cierto sentido la casa más importante en el mundo? ¿Y porqué? Porque de ella manan ininterrumpidamente nuestras inspiradoras publicaciones hacia todas partes del mundo. De este edificio sale cada ejemplar de nuestro libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” y los otros escritos de nuestra Guía, cada ejemplar de The Christian Science Journal, del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, del Christian Science Sentinel, los Heraldos de la Christian Science, The Christian Science Monitor y todos los folletos u opúsculos, llevando una explicación práctica del Cristo asequible a un mundo que necesita urgentemente su mensaje. ¿Hay algo más importante que ésto? Yo me detengo, pasmado reverentemente, cuando me doy cabal cuenta de que cada paso o medida en esta noble e imponente actividad se deriva de la idea que Dios inspiró a nuestra Guía, Mary Baker Eddy, al revelarle e impulsarla a que iniciara esta empresa.

El Journal, el Sentinel y nuestras otras publicaciones son únicas en su género por cuanto cada uno de los artículos que contienen sobre la Christian Science lo escribe algún miembro de La Iglesia Madre. Sólo los estudiantes leales y activos pueden figurar como escritores en las columnas de nuestras publicaciones. Por lo mismo, cada artículo publicado es una expresión del estudio consagrado de la Christian Science y representa el desarrollo espiritual que ha ocurrido en la consciencia de un Científico Cristiano. Estas publicaciones manifiestan vuestra devoción a la enseñanza de nuestra amada Guía. Vuestras publicaciones — porque vuestras son — representan y expresan el pensar espiritual, o el pensamiento, de nuestra Causa. Como cada uno de los escritores se vuelve a la Mente divina al pergeñar su artículo, cada uno de los publicados es una demostración de la inspiración divina. Ilustra la unión demostrada entre la Mente y su idea, probando que el hombre existe siempre en punto de la revelación espontánea del Alma. El objeto de nuestras publicaciones según lo delineó nuestra Guía a los encargados de ellas es presentar al público, en todos los artículos y editoriales, su sistema de curación cristianocientífico, las reglas definitivas que hay que seguir, y la Ciencia que hay que demostrar.

Es muy útil tener presente que el mismo impulso que reveló el Cristo a Mary Baker Eddy se halla en acción aquí y ahora mismo. Es el mismo poder e impulso divinos que llevan a feliz término fructífero cada una de las actividades que ella inauguró por inspiración de Dios. Las publicaciones son nuestro rico legado — un legado para toda la humanidad. Son vuestras y mías y tendrán todo el éxito que les impartan nuestros pensamientos.

En vista de lo que esta actividad significa para el mundo actual, en verdad que careceríamos de percepción espiritual si no reconociéramos la parte de vital importancia que desempeña nuestra Sociedad Editora y sus publicaciones en el libramiento del género humano y en el desvanecimiento de la gran decepción — la mente mortal.

En la página 262 de Miscellaneous Writings nuestra Guía hace esta impresionante declaración: “Queridos lectores, nuestra Journal está destinada a llevar salud y felicidad a todo hogar al que se le permita entrar, y a conferir mayor poder para ser bueno y hacer el bien. Si deseáis abrillantar propósito tan puro, contribuiréis a nuestras probabilidades de lograrlo si patrocináis The Christian Science Journal, que hoy entra en su quinto tomo, luciendo el nuevo y costoso atavío primaveral de la curación que trae consigo la Verdad.” Los cimientos sobre los que descansa la Causa de la Christian Science es la curación. Sin ella, las conferencias no ofrecerían ningún atractivo ni las publicaciones surtirían su efecto. No despertarían interés. Desde que asumí el cargo de Director de nuestras revistas, uno de mis más gratos gozos ha sido leer y acusar recibo de las incontables cartas que nos llegan de todas partes del globo participándonos de curaciones logradas al leer tal o cual artículo o editorial del Journal, el Sentinel, o alguno de los Heraldos. A veces encontramos que el mismo artículo sana a muchas personas.

De cuando en cuanto asalta a alguien la sugestión agresiva de que la Christian Science no sana o no está curando. Pero ciertamente que no hay ningún fundamento para dudar o desconfiar a este respecto. Que no haya pues desaliento: la ley de Dios está revelada. La Christian Science obra eficazmente hoy, y está sanando a miles. La curación de las enfermedades y de los pecados tiene que acrecentar inevitablemente. Sólo falta más profunda consagración, de parte del Científico Cristiano interesado, a su propia redención — la regeneración de su consciencia de todo odio, temor, pecado y amor propio. Cuando éstos cesan, sabemos de cierto que el Cristo sanador está adviniendo y llevando a cabo su misión indefectiblemente.

Percibiendo la magnitud de la inspirada intuición de nuestra Guía que la indujo a fundar estas publicaciones, cada Científico vigilante ha de observar también la parte que le toca tomar en la propagación de su mensaje a la raza humana. La misión y el mensaje de tales publicaciones los describe así con acierto el profeta Isaías (52:7): “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina!”

La Lección-Sermón

Leemos en el Manual de La Iglesia Madre (Art. XIV, Sec. 1): “Yo, Mary Baker Eddy, ordeno la Biblla y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Pastor de La Iglesia Madre,— La Primera Iglesia Científica de Cristo, en Boston, Massachusetts,— y ellos continuarán predicando a esta Iglesia y al mundo.” Nos fijamos en tan importantes palabras: “continuarán predicando a esta Iglesia y al mundo.” ¡Cuán cierto es que este pastor impersonal está predicando el evangelio por todo el mundo! Mrs. Eddy evadió toda adulación personal y procuró inculcar en la consciencia de sus adeptos el hecho de que Dios, la Mente infinita, dirige, guía y promueve la Causa de la Christian Science mediante las demostraciones de los Científicos Cristianos.

Con gran inspiración y cordura nos dice en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (pág. 117): “‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios’ (San Juan). Esta magna verdad de la impersonalidad e individualidad de Dios y del hombre a Su imagen y semejanza, individual mas no personal, es la base en que se funda la Christian Science. Nunca naufragó ninguna religión ni filosofía en el oceano de los siglos sino al hundir el Principio divino en la personalidad.”

Al fundar el Cuaderno Trimestral de la Christian Science que contiene las Lecciones- Sermones, toda nuestra Causa quedó unificada en un método de estudio, una forma de predicación para los servicios del domingo por todo el mundo. Si contemplamos diligentemente los veintiseis distintos asuntos que Mrs. Eddy escogió para las Lecciones-Sermones y el desenvolvimiento espiritual que bajo esos temas hemos experimentado, vislumbraremos la divina sabiduría que Dios le infundió al seleccionar tales temas. Bajo su influencia, el concepto de Dios como persona que castiga fustigando a Sus hijos con enfermedades, aflicciones, carencia y muerte, cede a la comprensión de Dios como nuestro Padre y Madre, siempre viviente y amoroso, el gran YO SOY, el único creador.

El Padre y la Madre son uno, y ese uno es Dios, y tal unificación la refleja el hombre (genéricamente). Toda idea, desde la infinita hasta la infinitesimal, es individual, y su armonía radica en la unidad del Principio que es Espíritu, Dios, la substancia única.

No debemos confundir el concepto humano del hombre con el hombre real que Dios ha creado. El Cristo irresistible, esta cualidad espiritual del hijo, es el derecho innato de cada uno. Es vuestro y es mío. No fué privativo de Jesús personalmente más de lo que es personalmente vuestro y mío. ¡Hay que reconocer ésto y reclamarlo por reflexión! Conocernos a nosotros mismos tal como Dios nos conoce, y ver a todos como Dios los hizo y los ve — he aquí la tarea a que encaminar nuestras oraciones: nuestro deber para con Dios, para con nuestra Guía y para con la humanidad.

En la Lección-Sermón sobre Vida, entendemos el hecho divino de que Dios es la vida única, y que por lo tanto, El es nuestra vida y que la vida es eterna. Pablo nos asegura que Cristo “ha abolido la muerte” (II Tim. 1: 10), mostrando así con vivida claridad que la muerte nada tiene qué ver con Dios, que no forma parte de Su creación, y por lo mismo no es amigable, sino un enemigo que hay que destruir.

Mediante nuestro estudio del “Hombre” en las Lecciones-Sermones y en los escritos de Mrs. Eddy, nuestro concepto del hombre se ha espiritualizado y agrandado, desenvolviéndose como el hombre hecho por Dios a Su imagen y semejanza. Las cualidades o atributos del Alma tales como la belleza, grandeza, nobleza, bondad, honradez, espiritualidad, pertenecen al hombre por reflexión. ¿Qué otra cosa es el hombre?

Mrs. Eddy es la única reveladora y Fundadora de la Christian Science. Por sobre todos los sentidos personales se destaca ella, como la única revelatriz individual, concibiendo y dando a luz la idea espiritual, el Cristo impersonal, o sea la Christian Science. Los veintiseis temas que nuestra Guía instituyó como asuntos para las Lecciones-Sermones, sacados de la Biblia y de Ciencia y Salud, son adecuados para revelar y explicar toda verdad y para exponer y denunciar toda fase de error, hasta que llegue el día en el “que el tiempo no será más” (Apoc. 10:6).

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