En la revelación de la Christian Science a Mary Baker Eddy y la subsecuente vocación para que fundara nuestra Causa, el Principio divino le inspiró ciertas Reglas a medida que la situación o las circunstancias lo exigían, obediencia a las cuales no sólo asegura el crecimiento espiritual del estudiante de la Christian Science sino que también lo protege a él en lo personal y a la Causa en general. Mrs. Eddy incorporó estas Reglas en un código de Estatutos que se conoce como el Manual de La Iglesia Madre.
En el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 495), Mrs. Eddy da una regla general de progreso en la Christian Science. En respuesta a la pregunta: “¿Cómo puedo progresar más rápidamente en el entendimiento de la Christian Science?” escribe: “Estúdiese a fondo la letra, embebiendo el espíritu. Adhiérase al Principio divino de la Christian Science y acátense los mandatos de Dios, morando firmemente en la sabiduría, la Verdad y el Amor.”
Todos deseamos progresar. Y Mrs. Eddy nos dice que para ello es preciso adherirnos “al Principio divino de la Christian Science.” A medida que aplicamos nuestra comprensión de Dios como Principio a nuestra experiencia humana, encontramos evidencias de que el Principio actúa no sólo como fuerza vital para el bien, sino también como el único poder.