En la revelación de la Christian Science a Mary Baker Eddy y la subsecuente vocación para que fundara nuestra Causa, el Principio divino le inspiró ciertas Reglas a medida que la situación o las circunstancias lo exigían, obediencia a las cuales no sólo asegura el crecimiento espiritual del estudiante de la Christian Science sino que también lo protege a él en lo personal y a la Causa en general. Mrs. Eddy incorporó estas Reglas en un código de Estatutos que se conoce como el Manual de La Iglesia Madre.
En el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 495), Mrs. Eddy da una regla general de progreso en la Christian Science. En respuesta a la pregunta: “¿Cómo puedo progresar más rápidamente en el entendimiento de la Christian Science?” escribe: “Estúdiese a fondo la letra, embebiendo el espíritu. Adhiérase al Principio divino de la Christian Science y acátense los mandatos de Dios, morando firmemente en la sabiduría, la Verdad y el Amor.”
Todos deseamos progresar. Y Mrs. Eddy nos dice que para ello es preciso adherirnos “al Principio divino de la Christian Science.” A medida que aplicamos nuestra comprensión de Dios como Principio a nuestra experiencia humana, encontramos evidencias de que el Principio actúa no sólo como fuerza vital para el bien, sino también como el único poder.
Adquirir una comprensión de las Reglas y de los Estatutos del Manual y obedecerlos es un modo seguro de progresar. Pero el principiante en el estudio de la Christian Science puede ser que considere el Manual una obra de poco interés fuera del histórico, o valioso únicamente para los dignatarios de la Iglesia en el desempeño de sus cargos. Lo cual está muy lejos de ser así. Si bien es cierto que el Manual es indispensable para ese fin, también es cierto que es de importancia primordial para todo adepto a las enseñanzas de Mrs. Eddy.
Recuerdo que, cuando yo era todavía un alumno de la Escuela Dominical, conversaba una vez con una practicista que me dijo que ella hacía todas sus inversiones financieras de acuerdo con el Manual. Agucé los oídos entonces y le pregunté a cuál sección del Manual se refería, a lo cual respondió sonriendo: “eso es cosa que a tí te toca demostrar.” Con tal fin me puse luego a estudiar el Manual y observé que la Sección 5 del Artículo XXIV tenía que ver con el asunto.
Este es sólo un ejemplo del valor práctico de estudiar con fidelidad el Manual de la Iglesia. Trae a las mientes las palabras del profeta Isaías (30:21): “Y tus oídos oirán una voz a tus espaldas, que diga: ¡Este es el camino, andad en él! siempre que os torciereis a la derecha o a la izquierda.”
Los Científicos Cristianos reconocen y confiesan que el descubrimiento que hizo Mrs. Eddy fué una revelación divinamente inspirada. Grandes pruebas tuvo que afrontar ella como la Guiadora de la Iglesia Científica de Cristo. Pero, inspirada por la potencia sanativa del Cristo que ella probó en su propia experiencia, y henchida de profundo amor hacia el género humano, se cercioró constantemente de que Dios la guiara y se sobrepuso al desaliento. Dice a este respecto en Ciencia y Salud (págs. 226 y 227): “Ví delante de mí el terrible conflicto, el Mar Rojo y el desierto; pero avancé con la fe en Dios, confiando que la Verdad, fuerte libertadora, me guiara al reino de la Christian Science, donde las cadenas caen y los derechos del hombre son plenamente conocidos y reconocidos.”
Gracias a esa confianza sublime, a su aspiración que adaptaba a oración y a su obediencia a cada mandato de Dios, Mrs. Eddy logró presentar al mundo una declaración completa del Cristo, la Verdad. Ella no sólo fundó la organización de la Christian Science, sino que también dirigió su Iglesia por mares tempestuosos y aguas desconocidas y plagadas de escollos. Siempre consciente de que la mano firme de Dios gobernaba el timón y trabajando sin tregua conforme al Principio, sacó avante la Causa orientándola por aguas más tranquilas una vez cimentadas y aseguradas su pureza, legitimidad y eficiencia.
De toda esa experiencia ella cobró la habilidad para trazar la carta de singlar para cuantos procuren seguir este curso del Cristo. Porque las Reglas y los Estatutos del Manual para el gobierno de la Iglesia y sus miembros no fueron provistos personalmente como cosa de ella, sino que fueron recopilados gradualmente al presentarse cada caso a que se contraen. A cada paso nuestra Guía buscó la voluntad de Dios, encontrando así una respuesta pronta y adecuada para cada necesidad sucesiva. Apegándose estrictamente al cumplimiento de cada una de estas Reglas, la Iglesia Científica de Cristo ha demostrado estar fundada sobre la Roca que es Cristo. Consecuentemente, todos los esfuerzos del error por corromperla, retardarla o derrocarla han sido derrotados.
Entendiéndolo así, los estudiantes de la Christian Science estiman el papel que desempeña el Manual. A él recurren en busca de solución para los problemas tanto de la iglesia como personales. En él aparecen, inmediatamente después del índice, los Artículos de Fe de La Iglesia Madre. De lo cual se infiere que los estudiantes se aprestan a progresar mediante su apego a los seis Artículos de Fe que hay que adoptar como uno de los requisitos para poder ser miembro. Y progresamos, asidos de la mano de Dios — apoyados y guiados por el Principio — a medida que mantenemos nuestro modo de pensar de acuerdo con los Artículos de Fe.
Sufría de neuralgia intermitente cierta estudiante de la Christian Science. A pesar del tratamiento de un practicista, la neuralgia persistía. Un día, cuando la punzada era bien fuerte, alguien le habló con erróneas sugerencias respecto a los miembros de la Iglesia. Ella se refugió en oración mental tendiendo a corregir tales sugerencias, y al advenirle las ideas que sobre eso enseña la Christian Science, se puso a afirmar que pertenecer a La Iglesia Madre es aceptar el Manual y sus Reglas; que la revolucionaria norma de pensamiento y de conducta que exije es esencial para la regeneración del humano individuo; y que los preceptos del manual no son ritos inánimes sino ideas vivas y activas que curan y salvan. Inmediatamente cesó el dolor, sanando al instante de la neuralgia.
Las siguientes palabras de nuestra Guiadora que aparecen en la página 230 de The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany muestran cómo nos beneficia el estudio del Manual y el acatamiento de sus Reglas: “De esto estoy segura, que cada Regla y Estatuto de este Manual ha de acrecentar la espiritualidad de quien lo obedezca, vigorizando su habilidad para curar al enfermo, consolar al afligido y despertar al pecador.”