Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“El Verbo fué hecho carne”

Del número de enero de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Definiendo su concepto del hombre Jesús, Mary Baker Eddy, la reveladora de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”., escribe en la página 589 de su libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras:” “Jesús. El más alto concepto humano y corporal de la idea divina, que reprende y destruye el error y saca a luz la inmortalidad del hombre.” Jesús demostró y ejemplificó al Cristo. A los que le rodeaban aparecía como un ser humano, pero su conocimiento de su identidad espiritual, su calidad de hijo divino, lo que constituía su entidad verdadera como idea espiritual de Dios, existía completamente aparte de la sensación de un cuerpo material aun al desempeñar su misión de sanar enfermos. Hablando del Cristo que Jesús demostraba, declara Juan (1:14): “El Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Aquí Juan reconocía y describió claramente la coincidencia de lo divino con lo humano. La divinidad de Cristo se reveló en la vida humana y en la ejemplificación del hombre Jesús. La semejanza de Dios caracterizaba todos sus pensamientos. Todo cuanto decía y hacía evidenciaba su naturaleza divina como hijo de Dios.

Lo que lo capacitaba para demostrar el Cristo no era lo que Jesús parecía ser humana o personalmente. Lo que efectuaba la labor curativa no era su cuerpo físico: Era lo que él sabía. Lo que él pensaba. Lo que Jesús conocía espiritualmente determinaba lo que parecía ser humanamente; y en la Christian Science vemos que lo que sabemos espiritualmente ha de determinar lo que parecemos ser humanamente. La divina comprensión de Cristo Jesús tenía que entrar en acción y contacto con la existencia humana a efecto de que la humanidad pudiera ser redimida y tener prueba y evidencia del poder y la presencia de la idea espiritual. Jesús señaló el camino de la salvación. Nos demostró que la senda de la redención se revela cuando conocemos al Cristo, cuando comprendemos la identidad verdadera del hombre. Como lo declara Pedro (Hechos 4:12): “No hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos”— no hay otro método, otro modo de pensar, que Cristo.

Cristo, la idea espiritual, es siempre lo que salva. Es evidente que Cristo ni significaría ni valdría nada si no entrara en contacto con la creencia en la materialidad. Porque la raza humana peca y se enferma y está rodeada de limitaciones, porque lucha con la pobreza y la amenazan de continuo las enfermedades y la muerte, desea y necesita mucho al Cristo. El Maestro sabía que la Verdad es demostrable humanamente, pues de otro modo los hombres nunca reconocerían su significado y su valor. Para los sentidos humanos Jesús murió una sola vez y por todos, probando así no solamente que la muerte es irreal, sino que nadie debería morir. El demostró que la muerte es una mentira, una ilusión, completamente falsa. Pero enseñó al mismo tiempo que hay que comprender espiritualmente lo que es la Vida en realidad antes de que podamos problar la irrealidad de la muerte.

Nada de lo que Jesús hizo quisiera él que dejemos de hacer nosotros. No hay nada de lo que hizo Jesús que no podamos hacer nosotros mediante la comprensión espiritual. De otra manera, ¿cómo pudo haber dicho que las obras que él hizo también nosotros haríamos, y mayores? La idea espiritual ha de tener expresión humanamente perceptible. El hecho espiritual tiene que evidenciarse en el modo de saber y de sentir que es la consciencia humana. Por eso se hizo palpable Cristo Jesús, y eso explica también cómo es que tenemos al Cristo en la Christian Science.

Lo que todos necesitamos, lo que todos deseamos, lo que todos debemos de tener es la prueba, o demostración mediante la curación, de que la ley espiritual está asequible y actuando en la experiencia humana. Si la raza humana hubiera estado libre de pecado, de enfermedad y de la muerte, no hubiera sido necesaria la misión del Salvador, ni la de los profetas, ni la de Mary Baker Eddy y su inspirada revelación. Pero porque en creencia tenemos que habérnoslas con la pretensión de que somos humanos, porque parece privar o prevalecer la creencia de que somos finitos y limitados, porque existe una creencia casi universal de que el hombre está separado de Dios y de que la vida es material, la humanidad debería de sentirse inacabablemente agradecida por contar con la Ciencia del Cristo que nuestra amada Guía nos ha revelado.

Cristo, la Verdad, nos halla tal como parecemos estar y destruye o disipa todo lo que no es semejante a él. Llega hasta la causa o creencia del humano sufrir y pecar. Negando y quitando la falsa pretensión de tal causa, efectúa la curación. Expone y elimina las dificultades y los errores del humano pensar precisamente como la comprensión de las matemáticas elimina un error en la computación matemática. La Ciencia del Cristo es la única ciencia real porque es la comprensión demostrable de la Verdad absoluta.

El advenimiento del Cristo, la Verdad, en la consciencia humana actúa como una corrección incesante. Cristo en acción en la consciencia humana es luz espiritual ahuyentando de continuo los erróneos conceptos y las falsas creencias. En su epístola a los Gálatas, Pablo declara en efecto que hasta su vida que parecía vivir en la carne mejoraba y se purificaba gracias a su comprensión del Cristo, y ésto es igualmente cierto por cuanto a nosotros atañe en la actualidad. Hasta la vida que hoy parecemos vivir mejora, es reprimida y gobernada por nuestra comprensión del Cristo. La idea verdadera del ser desaloja continuamente la sensación errónea y penosa del humano ser.

Cristo revela a la consciencia humana el concepto verdadero del hombre como hijo de Dios, su identidad y naturaleza espirituales. La misión del Cristo es redimir y salvar a la humanidad de todo error.

Talvez alguien pregunte: “¿Cómo viene Cristo a la carne para disipar el error cuando Cristo nunca conoce el error?” Si la Verdad que es Cristo conociera el error, no podría disiparlo. Porque Cristo es la Verdad, es pues la consciente realidad de cuanto existe, capaz de desvanecer y eliminar todo error. Nosotros conocemos la verdad respecto a la Verdad, pero también debemos conocer la verdad respecto al error, o sea la nada que es.

La manifestación y la demostración del Cristo no quedan relegadas a lo futuro para nadie. Declara la Biblia (Apocalipsis 12:10): “¡Ahora han venido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la soberanía de su Cristo.” La Christian Science muestra que poseemos dominio divino sobre el supuesto cuerpo material. Prueba que podemos sanarlo y gobernarlo aun antes de que hayamos demostrado del todo que nuestra identidad, o cuerpo, es espiritual. En su libro de texto y bajo el epígrafe marginal de “El eslabón divino de la vida,” Mrs. Eddy explica la función y el efecto del Cristo, o sea la idea espiritual, en la consciencia humana actual, y cómo se manifestó Cristo en la vida de Jesús. Dice en la página 350 de Ciencia y Salud: “ ‘El Verbo fué hecho carne.’ La Verdad divina tiene que ser conocida por sus efectos en el cuerpo así como en la mente, antes de que la Ciencia del ser pueda ser demostrada. De ahí su incorporación en el Jesús encarnado,— aquel eslabón de vida, formando la conexión por la cual lo real alcanza lo irreal, el Alma reprende el sentido, y la Verdad destruye el error.”

Paso a paso el Cristo infinito y siempre presente ahuyenta hoy la niebla de la materialidad y saca a luz la realidad del ser — la actual y eterna perfección de Dios y el hombre.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / enero de 1952

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.