Con sincera gratitud reconozco el glorioso poder de Dios para curar según nos lo han revelado nuestro Maestro Cristo Jesús, y nuestra Guía Mary Baker Eddy.
Hoy trata la mente mortal de engolfar al mundo en el temor mesmérico de las actuales condiciones económicas, sociales y políticas, pero nosotros como Científicos Cristianos disfrutamos la bendición de nuestra segura comprensión de que “reina el Señor Dios Todopoderoso” y de que no hay lugar, persona ni cosa que puedan trastornar o perturbar la ley, el orden ni la armonía del reino creado y gobernado por Dios, Amor divino.
De veras que agradezco yo mis demostraciones individuales. Hace pocos años fui objeto de una linda curación que me trajo mejores emolumentos y una ocupación más deseable. Estaba empleada en una oficina en cierta ciudad del oriente de los Estados Unidos en la que diariamente tenía que marcar en un reloj la hora en que llegaba y salía. Cada mañana, al punzonar el reloj-horario, solía murmurar la sugestión mental agresiva en tono desalentador: “Bueno, sólo otro día más próxima a recibir un Bono del Gobierno.” En vez de que mis días fueran fructíferos, se me volvían fútiles y lúgubres. Un día, al punzonar el reloj, me advino el pensamiento que expresan estas palabras de nuestra Guía (Poems, pág. 13):
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