Este testimonio de gratitud por la eficacia de la Christian Science para curar lo doy muy atrasadamente. Las bendiciones que he derivado de mi estudio de la Biblia y de los escritos de nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, han sido tantas que es difícil decidir por cuál empezar a mencionarlas.
Tal estudio ha vuelto mis pensamientos hacia “las bellas cosas de la Mente,” como dice un himno. Mucho ha acrecentado mi estimación de la naturaleza, el arte y la música. Aprendemos que las bellezas de la naturaleza son meras vislumbres de la belleza real o espiritual. Sólo la idea espiritual es real, substancial, creada por Dios. Una de mis favoritas referencias que hace Mrs. Eddy a ésto aparece en sus Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 87): “En la inmadurez de nuestra percepción de las cosas espirituales, digamos a las bellezas del universo según los sentidos: ‘Amo vuestra promesa; y alguna vez he de conocer la realidad y la substancia espirituales de la forma, luz y color de lo que ahora discierno turbiamente por vuestro medio; y sabiendo ésto, quedaré satisfecha. La materia es un frágil concepto de la mente mortal; y la mente mortal es un medio menos adecuado para representar la belleza, grandeza y gloria de la Mente inmortal.’ ”
La primera curación que recibí después de empezar a leer el libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, fué de insomnio. También cedió ante esta verdad que sana una grave condición catarral que me había hecho sufrir mucho desde mi niñez, incluyendo influenza catarral y asma. A la sazón había mejorado grandemente una afección ocular. Tanto me absorbía la verdad que había hallado que todos esos males se desvanecieron. Inmediatamente comenzó a mejorar mi genio, perdiendo su influencia sobre mí ciertos defectos de carácter.
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