Leemos en el Génesis (1:31): “Y vió Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno.” ¿Qué era lo que Dios vió y declaró “muy bueno?” La respuesta a esta pregunta trascendental la revela el estudio de la Christian Science que Mary Baker Eddy descubrió y dió al mundo. Este estudio nos enseña que Dios vió Su propio reflejo; su naturaleza, carácter y substancia, expresados mediante la idea espiritual e infinita que incluye todas las ideas verdaderas. En la Ciencia, Dios contempló la entidad inmortal de cada uno de Sus hijos — completo, perfecto y libre, poseyendo dominio sobre todas las cosas.
Es evidente que, siendo enteramente espiritual, la idea infinita de Dios no incluye error, materia, nada desemejante a la Deidad que es Principio, Verdad, Vida y Amor divinos. Escribe Mrs. Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 519): “La Deidad estaba satisfecha con Su obra. ¿Cómo podría no estarlo, ya que la creación espiritual fué el producto, la emanación, de Su plenitud infinita y sabiduría inmortal?”
“Mas subía de la tierra una neblina que aguaba toda la faz del suelo” (Gén. 2:6, según versión inglesa). Ciertos errores de creencia vienen al pensamiento tendiendo a ofuscar y limitar la libertad y el dominio que Dios dió al hombre. Entre ellos los conocidos como hábitos de fumar y de tomar, que parecen propagarse entre hombres y mujeres de todas las clases sociales. Ciertos seductivos anuncios en diversos medios publicitarios como periódicos, revistas, carteleras, la radio y televisión tienen por mira incuestionable propagar y perpetuar tales hábitos. ¿Qué solaz o satisfacción se supone que estos hábitos den a sus adictos?
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