Nuestra Guía, Mary Baker Eddy, profetizó que vendrían tiempos infaustos, pero nos dió esta promesa reconfortante (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, págs. 96 y 97): “Durante este conflicto final, ciertas mentes malignas se esforzarán por encontrar medios para causar más daño; pero los que conozcan la Christian Science pondrán un freno al crimen. Ayudarán a expulsar el error. Mantendrán la ley y el orden, y esperarán gozosos la certeza de la perfección final.”
Para esa labor cristiana, Jesús es nuestro dechado. El se enfrentó a condiciones en el mundo análogas a las actuales. Pero lo hizo anulando toda ley mortal. ¿Cómo lo logró? Conociendo y poniendo en práctica el gobierno de sí mismo. ¿Qué significa en la Christian Science gobernarse a uno mismo? Significa reconocer y aceptar un poder omnipresente, omnisciente, omnipotente y omniactivo: el Principio divino que gobierna su creación eterna y perfecta de ideas espirituales mediante sus leyes infalibles.
Jesús reconocía y se sometía constantemente a este poder regente. Su mentalidad se identificaba con la del Cristo, la expresión pura de la Mente divina que todo lo gobierna. En consecuencia, él verdaderamente se gobernaba a sí mismo. Esto lo capacitó para llevar a cabo obras portentosas y para desvanecer las falsas creencias del pecado, la enfermedad, la discordancia y la muerte. Cada uno de nosotros refleja en su ser verdadero la individualidad divina y, por lo tanto, también se gobierna a sí mismo.
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