Dijo Cristo Jesús (Mateo 11:28): “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.” La Christian Science dice “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (Ciencia y Salud con clave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, Prefacio, pág. vii). Yo puedo decir verídicamente que mis días están llenos de bendiciones porque aprendo cada vez más a apoyarme “en el infinito sostenedor.”
A la edad de nueve meses me pegó lo que se declaró ser pulmonía doble y tos ferina. El fiel médico de la familia que me atendía desahució mi caso exclamando que se desesperaba de no poder salvar mi vida. Una vecina que era practicista de la Christian Science y leal amiga de nuestra familia, habiendo oído decir que el doctor me declaraba un caso perdido, le preguntó a mi madre si no podía llevarme ella a su casa para darme tratamiento según la Christian Science. Como mi madre estaba desesperada, le contestó: “Sí, si usted cree poder serle útil.” Pocas horas después me devolvió a mi familia — una niña completamente sana. Cuando llegó a casa mi padre esa tarde, yo jugaba con mis juguetes, enteramente curada y normalmente sana.
Mi madre padecía a la sazón lo que los médicos llaman reumatismo articular e iba de mal en peor, incesantemente. Al grado de requerir enfermera de día y de noche, pues se hallaba casi inútil para alimentarse y vestirse ella misma, y apenas capaz de levantarse de su cama. Se habían llamado a varios especialistas y se había gastado mucho dinero en medicinas, y todo para llegar a esa decisión de los médicos: “No hay esperanza. Hemos hecho todo lo que podemos hacer.” Cuando yo hube sanado, le suplicaron a la misma practicista amorosa que le diera tratamiento a mi madre también. Se sentó pues a un lado de su cama y se puso a hablar de la perfección de Dios y del hombre hasta que mi madre se quedó dormida. Al despertar la mañana siguiente, bien recuperada por haber dormido toda la noche (algo que no había logrado por meses enteros), dijo que se sentía como si se hubiera quitado un montón de ropa sucia y se hubiera bañado vistiéndose luego con ropa limpia. Desde entonces comenzó a recuperar su salud y en muy breve tiempo sanó por completo.
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