Cuando Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, percibió la distinción entre la realidad y la irrealidad, inició una revolución espiritual en la consciencia humana. Postrada en cama por los efectos de un accidente que ni la medicina ni la cirugía podía curar, ella se puso a leer la Biblia y ganó una convicción espiritual de que Dios, la Mente divina, es la causa de todo ser real, y que todo lo que no es semejante a la Mente, no es real. Esta consciencia o percepción de la realidad la curó.
Entonces Mrs. Eddy emprendió un estudio escudriñativo de la Biblia a fin de averiguar qué era lo que la curó tan de súbito. Ella se dió cuenta de que las obras de Jesús se fundaban en un Principio divino que él así demostraba, una Ciencia espiritual que de manera natural sanaba a los enfermos y a los pecadores. Varios años después, cuando ella había sometido a prueba lo que había aprendido en la Biblia, escribió Mrs. Eddy el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” y estableció la Iglesia Científica de Cristo para presentar al mundo su descubrimiento.
Al estudiar la Biblia Mrs. Eddy encontró que Jesús había asegurado a los que le seguían que después de su ascensión Dios les enviaría otro Consolador. El les describió este Consolador también como “el Espíritu de verdad” y el Espíritu Santo. Era tal Consolador, o Ciencia del Cristianismo que había empleado Jesús, lo que curó a nuestra Guía. Su descubrimiento fué una revelación de lo que ya existía pero oculto o imperceptible a la vista humana. Mrs. Eddy estaba espiritualmente equipada o habilitada para percibir la Ciencia del Cristianismo y presentarla a la humanidad. Dice ella en la página 55 de Ciencia y Salud: “Este Consolador, según yo lo entiendo, es la Ciencia Divina.”
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