En gratitud profunda a Dios por Su amor que me guió a la Christian Science, y a nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, quiero dar testimonio de una curación que recibí en el año de 1948.
Caí enfermo de pleuritis y pedí tratamiento médico. Dos semanas después un examen médico mostró que yo había contraído tuberculosis en uno de mis pulmones. Por algún tiempo me abrumó mucho un gran temor. Luego pensé que tal vez la Christian Science me podría servir en esto y fui a ver a un practicista de esta Ciencia. Cuando vió mi aflicción, en pocas palabras me aclaró amablemente la irrealidad de la condición en que me hallaba con respecto a la tuberculosis. De ese modo mi temor quedó vencido de una vez por todas.
Desde ese momento, a pesar de someterme a la observación médica por prescripción de la ley, yo me sentí confiado de que sólo el Amor divino me podría curar, por lo cual me puse a estudiar con seriedad la Christian Science. Después de breve estancia en Inglaterra, me fui al Africa, en donde dos meses después, por súplica de mi madre me sometí a otro examen médico. El resultado fué de lo más alentador. Ni una sola cicatriz u otra señal se encontró de que antes me hubiera hallado en un estado de tuberculosis.
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