Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

El espíritu de la democracia

Del número de julio de 1957 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mary Baker Eddy declara en el Manual de La Iglesia Madre (Art. XXIII, Sección 10): “En la Christian Science cada iglesia filial es netamente democrática en su forma de gobierno, y ninguna persona ni otra iglesia debe inmiscuirse en sus asuntos.” Esta regla proporciona oportunidades especiales y valiosas, a la par que obligaciones, para los miembros de la iglesia. Reconoce los mismos derechos de votar para cada uno de los que se conciernen con la iglesia, el derecho de tomar parte en la deliberación de las cuestiones que se consideren con equidad, el derecho de criticar, y asegura la protección de los que constituyan la minoría.

Un espíritu verdaderamente democrático en el gobierno de un filial Científico Cristiano es el efecto del crecimiento espiritual de parte de los miembros. La obtención de ese espíritu significa que los miembros han abandonado en buena medida la voluntad humana para estar humildemente dispuestos a que se haga la voluntad de Dios. Pero la voluntad de Dios no se prueba en los asuntos humanos mediante la apatía o el fatalismo, mediante mero esperar que suceda lo mejor, ni mediante un ocioso o pasivo pensar que deja que el error domine mentalmente.

La voluntad de Dios es una fuerza positiva, según revela la Christian Science, una ley divina inexorable que produce máximo bien en todas las circunstancias. Cuando en una iglesia filial abunda un espíritu de democracia, se ve que sus miembros laboran diligentemente a fin de demostrar inteligencia, que evidencia la voluntad de Dios y prueba la presencia de Su reino reglado por la sabiduría. Cada miembro tiene su propio estado de consciencia a que atender, y debe hallarse en comunión con el Principio divino buscando lo gobierne el Padre y nunca tratando de influir o ejercer influjo en las opiniones personales de los otros. Sin embargo un libre intercambio de pareceres o modos de ver es buena base fundamental del gobierno democrático.

Si la crítica destructiva de los dignatarios debidamente elegidos parece tentar a un miembro, éste haría bien en examinar su modo de pensar para ver hasta qué punto contribuye al espíritu de la democracia. Y haría bien en comprender que, como la Christian Science enseña, Dios lo gobierna todo y que El controla o rige todo aquello de que el hombre se da cuenta.

Mientras más se eleve uno en su demostración del reflejo individual de la Mente divina que él es en la Ciencia, más claramente ha de percibir la presencia del Principio divino actuando en pleno dominio de su idea. Dice Mrs. Eddy en el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 276): “El hombre y su Hacedor están correlacionados en la Ciencia divina, y la consciencia verdadera sólo percibe las cosas de Dios.”

Se sobrentiende consecuentemente que si uno parece estar consciente de cosas y acciones que no son de Dios, él mismo necesita despertar del sueño de lo mortal y malas influencias. El modo más salutífero de emplear nuestro pensamiento es esforzándose por compenetrarse de lo que es el verdadero estar consciente él mismo. Entonces no se entretendrá en un concepto personal de la vida, que tiende a inútil crítica respecto a los otros. Dijo Cristo Jesús (Mateo 10:36): “Los enemigos del hombre serán los de su misma casa.” Las creencias mortales que alberga obscurecen a su pensamiento el reino de los cielos, y nada más puede hacer eso.

Cuando el espíritu de la democracia caracteriza al miembro de la iglesia, tiene el cuidado de no entremeterse personal ni mentalmente con las decisiones de los dignatarios de la iglesia, siempre que las decisiones sean hechas porque para ello tengan derecho los dignatarios de que se trate. Los dignatarios de una iglesia filial que ocupen sus puestos por resultar electos por mayoría de votos de los miembros, deben quedar libres para que hagan su demostración de sabiduría en el manejo de los asuntos de la iglesia. Se evita mucha falta de armonía cuando se respeta debidamente a los dignatarios de la iglesia, dejándolos que dirijan los asuntos conforme a su más alto sentido del Principio. Los estatutos de una iglesia filial siempre prescriben o facilitan la inversión correcta de la acción que haya adoptado una mesa directiva cuando los miembros de la iglesia se dan cuenta de que tal acción no es prudente o que se ha tomado en sentido inverso al significado de los estatutos. Pero tal acción puede invertirse en una actitud de buen humor, en un espíritu verdaderamente democrático.

Cada miembro de la iglesia debe considerar que es cuestión de honor y de consciencia obedecer los estatutos adoptados por la congregación. Mrs. Eddy sabía el peligro que existe cuando se obra quebrantando las leyes, y declaró (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 203): “Las leyes de la iglesia que se obedecen sin sublevarse los gobernados, son leyes de Dios.”

Las leyes adoptadas por los humanos, son generalmente susceptibles de mejorarse. Pero un método de tratar de mejorarlas con desorden o quebrantamiento de las leyes, no es señal de progreso, ni puede mejorar el espíritu de la democracia en la iglesia. Modos adoptados deliberadamente para alterar las leyes de la iglesia dan por resultado restringir juicios defectuosos, dejando que la sabiduría se imponga. Esos métodos dan a los miembros tiempo para reflexionar bien y demostrar inteligencia al adoptar decisiones respecto a los cambios que sean necesarios.

La minoría en la congregación de una iglesia a veces parece que se hace caso omiso de ella o que carece de reputación, según sienta ella; pero cuando en la iglesia predomine el espíritu cristiano del amor entre los mejores logros ya alcanzados, la minoría es siempre respetada. No es el número de personas lo que constituye la sabiduría, y cuando cada miembro de la iglesia consagra sus esfuerzos a la demostración de que el Amor determina todo pensamiento y actividad suyos, se pone de manifiesto la idea verdadera de la Iglesia. La iglesia filial simbolizará entonces la gloriosa estructura de Dios, y la humanidad progresará de su sentido mortal de la vida a la presencia armoniosa del reino de Dios gobernado por el Amor.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1957

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.