El pensamiento humano se basa sobre su concepto de la realidad. Ya que la humanidad contempla generalmente la realidad como algo material, todas las ciencias naturales, como asimismo toda la teología ortodoxa, han aceptado la creencia del origen material y la de un universo material supuestamente perpetuador de sí mismo y a un tiempo destructor de sí mismo. En razón de que todo aquello que es material es perecedero, este sentido material de la realidad acepta el deterioro, la enfermedad, la muerte y todo mal también como real y como parte de la vida.
Este aspecto de la realidad es directamente contrario a las enseñanzas de la Christian Science, que declara que toda la realidad es el reflejo del Principio creador, o el Espíritu, llamado Dios, de modo que espiritual. La Christian Science ha probado esta enseñanza hace mucho por la destrucción, mediante sólo los medios espirituales, de las discordancias materiales que aparecen reales y tangibles para la mente humana.
La creencia en un universo material como resultado de una causa material ha producido no sólo el concepto de un Dios antropomórfico, a semejanza del hombre porque creado por él, sujeto a la enfermedad, el infortunio y el pecado, nacido de la materia y retornando al polvo.
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